-Había una sola cosa de la que Harrison estaba seguro y era que haría cualquier cosa por Billy y Stu, incluso si eso significaba mancharse las manos de sangre.
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Descargo de responsabilidad:
NO soy dueña de Scream ni de...
Harrison suspira profundamente mientras cambia de canal en la televisión, nada bueno llama su atención. Se remueve con impaciencia en su sofá mientras espera que sus parejas aparezcan.
Billy Loomis y Stu Macher.
Dos chicos por los que la mayoría de las chicas morirían. El chico Loomis conquistaba a todas con su personalidad dominante, mientras que Macher las encantaba con su forma relajada de ser. Sin embargo, ambos habían puesto sus ojos sobre Harrison desde el primer día.
Lo llamaban amor a primera vista.
Al comienzo, Harrison no tomo enserio sus avances con el, no hacía mucho que había caído en ese universo y lo único que deseaba era volver a casa. Hasta que la muerte lo visito en uno de sus sueños y le dijo que era imposible volver a su universo, ya que al morir en su enfrentamiento contra Voldemort la muerte había tomado su alma y la transfirió a su cuerpo de este universo, un regalo por haber juntado sus reliquias le dijo.
La depresión en la que había entrado luego de eso fue todo lo que Billy y Stu necesitaron para hacer su movimiento divino. Estando a su lado siempre que podían, llevándole comida cuando notaron que no comía entre clases, estando para el en general.
Ellos cayeron primero, pero Harrison cayó más fuerte.
La forma en que ellos eran en su presencia lo había cautivado inmensamente, haciéndolo feliz de una manera en la que pensó que no volvería a ser.
Asi que cuando hace 15 meses atrás tuvo una visión de ellos asesinando a Maureen Prescott decidió quedarse callado y dejar que sucediera.
Visiones.
Uno de los regalos que le había dado la muerte, junto con el desarrollo y evolución de su magia. Se podria decir que ahora hacia magia de forma automática, nada de palabras graciosas ni movimientos estúpidos. Su único límite era su imaginación.
Harrison salió de sus pensamientos para ver la hora.
23:15 horas.
Harrison se levantó del sofá y se frotó los ojos, estaba pensando seriamente en irse a dormir en lugar de esperar, Billy dijo anteriormente que pasarían antes de las 10.
Llegaban más de una hora tarde.
Soltando un suspiro de irritación, salió al porche de su casa para tomar un poco de aire. Su mirada fue hacia las estrellas casi de inmediato, siendo invadido por la nostalgia al pensar en su amado padrino.
—¿Qué te dije sobre salir en la noche sin abrigo? —la voz molesta de Billy lo saco de sus pensamientos, haciéndolo saltar en su lugar debido al susto.
Harrison puso los ojos en blanco con cariño, soltando una pequeña risita cuando fue abordado y besado por Stu. —¿Y que les dije sobre llegar tarde?
—Lo sentimos mucho, mi amor —dijo Stu, escondiendo su rostro en su cuello. —Sabes que te amamos ¿Verdad? —esta vez fue Billy quien hablo, para luego dejar un beso sobre sus labios.
—Lo sé, pero eso no quita que odie que lleguen tarde ¿Paso algo? —Harrison cuestiono a sus novios mientras era rodeado por sus brazos.
Si había algo que Harrison amaba con locura era el estar entre los brazos de Billy y Stu, su solo toque lo hacia sentir cálido por todas partes.
—Tuvimos que hacer un recado, pero estamos aquí ahora ¿No? —Billy respondió por ambos, dándole a Stu una pequeña mirada de advertencia. Mirada que no paso desapercibida por Harrison.
Pero supuso que no era nada importante, si algo pasaba sus chicos se lo dirían.
¿Verdad?
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Notita de la autora: ¡Espero que hayan disfrutado el primer capítulo! Medio cortito, pero se harán más largos a medida que la historia avance, prometo. Nos vemos en el siguiente cap.
