Cap. 4

1 1 0
                                    

Un encuentro común.

— Camí. Enserio trato y pongo todo mi empeño en recordar pero no lo consigo — lloro — necesito recordar algo más que solo sus ojos atemorizantes… él debe pagar el daño que me causo.

Mis ojos arden y respirar duele, creí que el pasado quedaría atrás al concluir mi duda, pero no fue así.

Obtuve la respuesta a mi pesadilla, no me estoy satisfecha y me auto exijo más respuestas de las que puedo responder.

La venganza parece ser la solución a disminuir la rabia y el rencor que guardo en el corazón. «Solo necesito recordar el rostro del culpable.»

Así es Camí, y sí, ya pensé sobre ir al psicólogo pero necesitaría el permiso de mamá y ella no puede saber.

» También quise ir a una clase de Centro de hipnosis, para que me ayuden a recordar mejor. De hecho conseguí varios contactos pero todos dicen lo mismo; para poder entrar a su mente, es necesario la firma autorizada de su madre y padre. El día de la primera sesión es esencial que venga acompañada por alguien de suma confianza… y bla, bla, bla.

¿Por qué? Que tanto les cuesta aceptar el dinero acordado, grabar la sesión y así ahorrar tener que buscar un acompañante al que me tocaría contar mi asqueroso y traumático pasado.

¡No quiero contar a nadie sobre tal asunto!

¿Cómo lo haría? Algo tipo; hola, necesito que me acompañes a un centro de hipnosis para ver si a través de este método puedo recordar a él monstruo que abusó de mí. No, no te asombres y sí, es cierto. Si no es mucha molestia pido porque te lleves el secreto a la tumba… para finalizar, cuando te llegue la noticia de la muerte de tal sujeto qué por ahora me es de identidad desconocida tienes prohibido decir que fui yo. Eso es debes morir con mi secreto y cubriendo a una posible asesina.

Varios toques en la entrada me sobresaltan así que me levanto y camino asta la puerta, sin preguntar por quién puede ser abro y hago una mueca de desagrado al verle. Julián.

— Creo que te deje en claro qué no te quería más por acá. Y no.

— ¿No qué?

— A lo que sea que pienses proponer.

¡Oye! Vamos, no seas así. Tú me debes varios favores así que anda y arréglate.

— No me digas… — la verdad si estoy en deuda — está bien, pasa y espera en la sala.

Lo dejo cómodo con la TV a su disposición y camino a pasos perezosos asta entra a mi habitación y buscar en el armario algo cómodo.

No estoy de ánimos para elegir ropa así que me decido por lo primero que hayo a la vista; Un leggins blanco, toc blanco  y zapatillas negras. Pinto mis labios con labial color vino y aplicó rimer a mis pestañas y un poco de polvo. «Me baño en perfume»

Me doy un vistazo en el espejo y salgo. Un silbido llega a mis oídos y una sonrisa se dibuja en mi rostro ante tal acto, demasiado exagerado.

Camino a la salida cuando los pasos a mi espalda resuenan lo suficiente cerca salgo y tras de mí sale Julián, dejando cerrado.

★ Caos Inefable ★ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora