En fin...
Nos volvemos a ver.
No sabemos qué vamos a hacer contigo.
Un día más el mundo gira, los pájaros cantan,
Algún loco grita, otro cobarde calla, un sabio escucha,
Una sombra se cierne sobre ellos y no la ven.
La maravilla de vivir de los pronombres posesivos,
El silencio que te corroe sin hablarte, como un viento,
Una madera cruje y gime, llorando, en tu voz.
Otro buenos días, otro choca esos cinco,
Otra rima con el cinco hilada con ahínco,
Un brinco más para llegar al cuatro y pico,
Un despiste más y vendrá más de un golpecito,
Un despiste menos y aún así darás el brinco.
Mira por la ventana, mira como mueven los hilos
Mira cómo atacan los soldados con sus caballos fantasma
Mira quién vino a venderte la misma historia de doble filo
Mira quién volvió a opacarte la mente, dejarte hecha nada,
Mira cómo te tiran de los pies y te ríes, y ellos siguen, colgando del hilo,
Mirando cómo te ríes, y no te quejas, no te molesta, porque nada pasa
Mientras el día siga siendo día, la noche noche y tú cada día más nada.
Y este ataque de locura, y muchos más,
Otras noches de no dormir si no es con manta,
Un día de total oscuridad y una noche de lucidez,
Un rato entre otros, sin más vueltas, normales o extrañas,
Será el día que verás cerdos ídolos despiertos de su estupidez.
Y esa, sin más esencia que la que es,
Reflejada en el mar, perdida en el tiempo,
Hecha polvo, deshecho sufrimiento,
Se ve a lo lejos, perdida en el susurro de las eses
De las serpientes que nadan por el mar,
De los peces que sueñan con andar,
De lo dicho sin pensar, lo hecho sin soñar,
Sentada en el banco del espectador que no puede volar,
Y su castigo sufre concentrado en no tener pesar,
La esencia del mundo, el reflejo de lo que se es,
Lo que somos, lo que son.

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El banco
PoesiaDespierta, pueblo dormido, Eternos espectadores, Suplico en esta cuarteta, Hijos de los oradores...