coffee's boy² ; hhj - lfx [PAUSADA TEMPORALMENTE]

9

Los tres chicos se encontraban en una cafetería cerca de aquel parque donde ocurrió aquel encuentro inesperado, y el ambiente que los rodeaba era bastante incómodo. Jamás se imaginaron que iban a terminar de esa manera.

—¿Se van a quedar mirando a la nada o piensan explicarme?. —Habló el castaño en un tono serio. Los ojos del pelinegro y el peliazul se conectaron por unos segundos, algo aterrados. Ninguno sabía por donde comenzar, mas bien, los nervios les ganaba y era bastante complicado.

Despues de unos segundos, el peliazul comenzó a contar su parte de la historia, el como se fué sin dejar rastro hasta su reencuentro con Sunny.
Seungmin estaba mirandolo bastante concentrado, parecía prestar atención hasta el mas minimo detalle sin saltarse uno.

—Y eso es todo. —Concluyó, soltando un leve suspiro, Hyunjin se estaría mintiendo si no decía que tenia los nervios de punta, al igual que su acompañante.

—Hombre, relajate, no estoy enojado contigo. —Pronunció soltando una risa, al parecer notó como el chico parecía estar muriendo del miedo.— No puedo estar molesto, quizas lo estaría si no te dignabas a contar lo que te habia ocurrido. Me alegra mucho que todo haya salido bien y, bueno, que al fin puedan ser felices juntos.

Esto último parecía ser una lucha para la pareja. Mas bien, ninguno se animaba a dar el siguiente paso, todo parecía ir bien, despues de todo ¿Qué podría salir mal?. Se la pasaron charlando de varías cosas con tal de matar el tiempo hasta el anochecer, donde se despidieron, dejando al peliazul con el pelinegro solos caminando cerca del Rio Han, sus manos estaban entrelazadas.

—Dios, casi me quedo sin aire. —Felix hizo una mueca chistosa.

—Te entiendo, nos tomó bastante de sorpresa. Pero es mejor asi ¿No crees?. —Hyunjin asintió dandole la razón.— Debemos conservar nuestra intimidad, pero al menos gente cercana a nosotros tienen que saberlo.

—Es verdad, pero ni creas que voy a hacer pública mi relación. —El pelinegro lo miró confundido.— ¿Qué? Otros chicos te podrian mirar... —Murmuró esto último, gesto que se le hizo muy tierno al pelinegro.

—¿Cómo puedes ponerte celoso si ni siquiera eres mi novio?. —Cuestionó su acompañante, a lo que Hyunjin frenó en seco y soltó su mano.

—Tu pregunta ofende. —Soltó sin mas, el ceño de este se frunció, confundiendo a su acompañante. El peliazul aclaró su garganta y, tomando ambas manos del contrario, empezó—: La verdad no encuentro las palabras correctas para expresar mis sentimientos. Desde que te conocí, no comprendía el por qué ocurrían aquellos efectos secundarios cuando estaba contigo, ya sabes, el pensar en tí, en querer estar junto a ti todo el tiempo, en crear momentos juntos, las mariposas... —Suspiró, los nervios se incrementaban cada vez más, Felix tenía toda su atención en él con un notable rubor en su rostro.— Y, supe desde ese entonces lo mucho que me gustabas, no, lo mucho que me gustas Lee Yongbok. Me gusta por como eres, tu personalidad tan bonita me atrapó tanto y por ayudarme a no aferrarme al pasado, por salvar mi vida... —Tomó aire.— Quizás ahora me tomes por loco, pero me gustaría mucho... crear nuevos momentos juntos, y no solo eso... —Hizo una breve pausa.— Que seas mi compañero de vida.

Felix no podía reaccionar ante dicha confesión, estaba en blanco mirando fijamente al contrario. Su abdomen empezaba a vibrar, las mariposas comenzaron a realizar su dicho efecto y el calor en su rostro no tardó en aparecer nuevamente. Ningún hombre lo había hecho sentir de tal manera y tampoco lo llegaron a mirar con tanto amor como lo hacia Hyunjin, el dueño de sus suspiros desde hace años.

Los segundos parecían ser eternos para el peliazul, quien esperaba atentamente la respuesta del contrario. Felix tragó duro y, una vez tenía formulado lo que tenia para decirle, habló.

—No voy a negar que estoy mas que nervioso y podría decir cualquier cosa en este momento. Siendo bastante breve, pasamos por tantas cosas y estoy verdaderamente feliz de que estés conmigo ahora. A pesar de todo, Hyunjin... ¿Estás seguro de que soy alguien bueno para tí?. Es decir, mi personalidad es mala, me la paso sobrepensando y puedo llegar a ser insoportable en ciertas ocasiones. —Una risa nerviosa se escapó de sus labios.

—Podemos trabajar en eso, solo recuerda por todo lo que pasaste y en donde te encuentras ahora. A pesar de todas las situaciones malas que tuviste que afrontar por estos años las pudiste superar. Lixie, eres increible y el cambio que tuviste no lo puedes comparar con lo de hace años, puede ser que no lo notes, pero yo sí. —Tomo sus hombros y los acarició.— Sé que para tí no es fácil, pero ahora que estamos juntos, dejame ser yo quien te apoye y pueda recordarte todos los días lo valioso que eres y lo orgulloso que estoy de tí.

Los ojos del pelinegro se ilumaron al escuchar dichas palabras.

—¿De verdad lo estás?. —Su acompañante asintió.— Gracias, de verdad me alegra saber que mejoré en ciertos aspectos.

—De todos modos, comprendo si no aceptas mi propuesta. —Una pequeña sonrisa se asomó en sus labios.— Tenemos todo el tiempo del mundo, me basta con robarte besitos, darnos la mano y... —No logró terminar ya que Felix le dió un piquito.

—Tambien quiero que seas mi compañero de vida. —Le dedicó una sonrisa y sellaron su amor con un beso, el cual demostraba el cariño que se tenian uno del otro.

Pasaron los siguientes minutos juntos hasta el horario de volver a casa. Hyunjin acompañó a su, ahora, novio a su hogar. No tenía palabras para expresar lo que sentía en ese momento. Era como si estar dentro de un cuento de hadas se tratase, todo era mágico y las mariposas no tardaron en apoderarse de él. Por otro lado, Felix estaba en la misma situación, con cada piropo que le decía su pareja durante el camino, su cara comenzaba a arder de la vergüenza, pero aún asi le encantaba.

Yongbok ya se encontraba recostado en su cama mirando un punto fijo, su mente aún seguía en aquella salida y el saber que ahora son oficiales lo hacía sonreir como un tonto. ¿Entonces esto es estar enamorado? simplemente es un sentimiento hermoso, es como estar atrapado bajo un hechizo. Chilló por unos segundos cuando en su cabeza transmitía la escena de su beso, dando vueltas sobre las sabanas mientras una d sus manos se dirigía a su pecho, donde su ritmo cardíaco iba algo rapido.

A la mañana siguiente, el chico no tenía ningún apuro alguno. La cafetería abriría mas tarde, asi que tenía algo de tiempo para desayunar antes de ir a trabajar. Mientras bebía su café, Rachel entró al comedor diciendo "Buenos días" bastante somnolienta.

—¿Dormiste mal anoche?. —Preguntó su hermano preocupado.

—El trabajo me tiene agotada, últimamente me la paso completando algunos documentos y los paso a mi computadora, parece fácil, pero dura mucho. —Bostezó mientras tomaba asiento en la mesa, bebiendo su té. Felix la comprendía, cuando era fotografo no dormía por días debido a agregar algunos detalles en las fotografías que realizaba. Recordar esos momentos parecía estar mal, pero la imagen del peliazul yacía en su mente, lo cual sin darse cuenta embosó una pequeña sonrisa. Su hermana frunció el ceño, y comprendió rapidamente.— Mmh, parece que alguien nuevamente atrapó tu corazón. —Soltó con un tono burlesco haciendo que el pelinegro se atragante con la tostada.

—¡Son mentiras! —Exclamó una vez recuperó el aliento.

—Solo decía. —Se encogió se hombros y continúo bebiendo su té.— A fin de cuentas, te conozco como la palma de mi mano, Lee Yongbok.

Ella tenía razón, aunque no se lo cuente ahora, podría enterarse mas adelante.

El chico suspiró. —No entraré en detalles ¿Okey?. —Pronunció, su hermana asintió y Felix comenzó a contarle lo que ocurrieron las últimas semanas.

Se aliviaba que Rachel no se lo haya tomado a mal. "Es la razón por la cual te encuentras mas feliz últimamente. Tu felicidad es la mía"; esa frase quedará grabada en su mente quien sabe cuanto. En sus palabras soltaban la verdad, el chico estaba mucho mas energético y no sobrepiensa tanto a comparación de su versión de antes. Todo estaba saliendo increiblemente bien.

Y ojalá durase para toda la vida con tal de no vivir ese infierno otra vez.