Amor che nella mente mio ragiona

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Fuera en la ciudad, en el frío mundo exterior, he caminado demasiado tiempo en éste camino solitario, mis brazos se sienten cansados y mis piernas no responden. He tenido suficiente de este mismo juego. Soy un hombre del mundo y dicen que mi moral es fuerte, pero mi corazón está pesado y mi esperanza se ha ido.

He caminado demasiado tiempo por este oscuro sendero, mis ojos están pesados y mi cuerpo cede ante la adversidad, me cuesta reconocer el sueño de la realidad.

Una botella de ron y una cajetilla de cigarrillos acompañan mi tormento, la noche es fría pero no puedo volver a casa, ya no existe un lugar al cual pueda llamar hogar. No quiero piedad, sólo quiero un lugar donde poder esconderme.

He sido condenado a deambular por los caminos de la vida. Espacios vacíos, es todo lo que encuentro.

Pase lo que pase lo dejaré todo al azar, otro corazón roto, otro romance fallido, una y otra vez la historia se repite. Dios sabe que he aprendido a jugar al hombre solitario, mi moral es fuerte pero mi cuerpo se ha rendido ¿será acaso una artimaña de la vida? Una y otra vez, la historia se repite.

Tengo la sensación de que el sol se esconde pero no puedo verlo, todo lo que puedo ver a mi alrededor es una espesa y fría niebla que me arrastra cada vez más en este oscuro sendero, condenado a deambular como un vagabundo en los parajes de la vida, he perdido toda esperanza pero me mantiene en pie la reminiscencia de su ser... el recuerdo de su mirar, el suave tacto de las caricias que quedaron marcadas en mi piel, caricias que atormentan mis recuerdos.

Perdido en este oscuro bosque donde la única luz que observo es la tenue llama de mi cigarrillo, que se consume a la par de mi vida. Condenado a ser un náufrago en el inmenso mar de mi soledad, espero el momento en que mi barca se hunda en el abismo, sin embargo mis manos se aferran fuertemente a la barra que me separa de un mundo que ha perdido el sentido. Y ahora solo quedan las piezas del hombre que solía ser, demasiadas lágrimas amargas están lloviendo sobre mí. La nostalgia del ayer se ha apoderado por completo de mi ser.

En mis recuerdos encuentro el consuelo de una vida desperdiciada, porque solo en mis recuerdos puedo sentir el suave tacto de su caricia, el calor de su cuerpo y el tenue ritmo de su corazón que se sincroniza con el mío; cansado y débil, mi luz se apaga poco a poco quemando mis dedos con su débil llama, dando un último suspiro antes de caer en el pavimento, desechado y olvidado como todas las otras colillas que quedaron atrás.

El Legado del OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora