Lagrimas

12 1 0
                                    

Mientras caminaba a casa ya había obscuresido, mi madre ya habría llegado a casa para entonces y estaría cocinando la cena, pero yo no tenía ganas de llegar, yo no tenía ganas de ver la demacrada cara de mi madre, yo tenía ganas de irme a reunir con mi padre y mi hermano. Claro que no podía hacer eso, no podía dejar a mi mama sola y triste, no podía dejar a Harry mi mejor amigo, ni al señor Hilfiger quien estaba solo todo el tiempo, no, tenía que quedarme a reparar el daño que yo había hecho. Minutos después de estar lamentándome, llegue a casa, mi madre estaba en la cocina mirando su plato cuando yo entre, ella me miro y me sirvió la cena.- ¿que hiciste hoy cariño?- preguntó mi madre llenando el silencio de la cocina.- fui a casa del señor Hilfiguer- dije con apenas un hilo de voz.- ¿y tu?- la mire con la cuchara en la boca lo cual la hizo sonreír.- solo trabajar.- mi madre trabajaba en una gran empresa que exportaba cosas de Londres a Estados Unidos, solo que ella tomaba un rol menor, ella era la secretaria de una clase de vise presidente o algo parecido, le pagaban unas cuantas libras al mes, no nos hiba tan mal como podría irnos. El resto de la cena estuvo en silencio, al terminar mi cena, subí a mi habitación a leer, realmente no tenía muchos libros pero cada vez que podía, mi hermano y yo íbamos a la biblioteca de la señorita Chase para ver qué libros y cuentos tenía y leerlos antes de dormir. Tome de mi pequeño e improvisado librero el cuento de dormir preferido de Max, El príncipe feliz, de Óscar Wilde y lo leí hasta quedarme dormida. Por la noche, mientras los sueños llenaban mi pequeña y loca cabeza de ideas, mi hermano apareció, era la misma escena de siempre, corríamos y el caía, solo que esta vez, después de un minuto de mis sollozos, de mi hermano salió una cegadora luz blanca y después, Max comenzó a flotar, tenía una bella aureola dorada y unas alas blancas como de ángel, y subió al cielo, no sin antes darme un abrazo y una de sus inconfundibles sonrisas que te inspiraban confianza. Obviamente era un sueño nada mas, pero era un sueño hermoso, desperté por unas horas pensando en el sueño y después volví a conciliar el sueño.
A la mañana siguiente cuando el sol rosaba mi rostro baje a desayunar con mi madre que por sorpresa ya se había ido al trabajo, tal vez tenía algo extra que hacer. Me dispuse a prender la estufa y prepararme el desayuno.
Mientras servia mi desayuno en un plato alguien toco a mi puerta, deje el plato en la mesa y fui a abrir la puerta, era Harry mi mejor amigo, un chico bajito de pelo color café y ojos verdes brillante. Sonriente me dijo- ¿que crees? hoy vas a salir a jugar con tu mejor amigo de todos.- me tendio la mano y yo con una sonrisa medio torcida cerre la puerta y baje el escalon de un brinquito.
-entonces, ¿que quieres hacer?- pregunto mientras pateaba una roca que se habia metido en su camino hace un momento.- no se tu me sacaste de casa.- dije con un tono ligeramente sarcástico. Extrañamente cuando estas con alguien a quien parece no interesarle tu hermano muerto, te sientes mejor y no con ganas de sacarte los ojos y tirarte de un risco.- bueno pues vamos al rio.- dijo justo antes de salir corriendo a todo vapor. Sali corriendo detras de el riendo.- ¡ven aca pequeña basura!.- replique cuando estábamos a unos metros del rio, para mi sorpresa Harry no se detuvo, si no que salto al rio como si de un animal se tratara. Yo, en cambio, si me detuve y justo a tiempo para no terminar empapada y con un pez en mis pantalones cono le sucedio a mi castaño amigo. El comenzo a retorcerse tratando de sacarlo de sus pantalones mientras yo me reia en el suelo. Era raro, por un momento mi risa me desconcerto, esa risa que parecia ya enxtinta me la devolvio este tonto niño, eso solo me hizo sonreir mas.
Cuando la batalla entre pez y pantalon hubo acabado, Harry salio del rio mirandome como si me fuera a extrangular pero con un atizbo de humor en su mirada. Se sento a mi lado y yo dije.- ¿entonces el pez te invito a cenar antes o se dejo llevar por la situacion?- dije tratando de no reirme.- ja ja ja, que graciosa Camille.- dijo mostrandome su mejor cara de "ojala encuentres gusanos en tu comida".- pffff, tu me adoras.- y prosegui a darle un abrazo mientras observabamos como la luz del sol se reflejaba en el rio.

Viendo sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora