Capitulo 1

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Era un 12 de septiembre del 2023, las 10:27 pm y Alec estaba drogado.

Si, en su fiesta de cumpleaños número 21, ¿pero qué importaba eso cuándo la amante de su padre se encontraba bebiendo vino junto a su madre y el ni siquiera podía gritarle en la cara que se diera cuenta quién era? ¿O por qué importaba eso si sus hermanos mayores ni siquiera pudieron tomarse el tiempo de asistir? ¿O por qué importaba eso si se acababa de enterar que su novio de hace 4 años le puso los cuernos desde el día 1 que iniciaron su relación?

Afortunadamente para él, esta fiesta se trataba más de negocios que por su cumpleaños y nadie le prestaba atención, es por eso que se drogó hasta el culo y nadie le decía nada.

La droga no era algo habitual, Alec creía que lo tenía controlado y no se consideraba un adicto. Todos los niños ricos y mimados de su colegio tendían a encontrar a alguien que vendiera drogas y probar un poco para relajarse. Los amigos de su novio, Sebastian, le ofrecieron hace algún tiempo y quiso saber cómo se sentía. Al principio tuvo miedo, pero se volvió más frecuente el fumarse un porro cada que se sentía estresado.

Ahora era para olvidar que su novio le había sido infiel y que sus amigos (bueno, los que creía que eran sus amigos) sabían y jamás le dijeron nada. Lo que más odiaba era que todos estaban en la fiesta tan tranquilos y sin ninguna culpa, su propio novio incluido.

Hablando de su novio, se acercó a él con una sonrisa que antes le parecía angelical, pero que ahora no soportaba ver.

—Mi amor —dijo Sebastian —, te he estado buscando.

—Pues aquí estoy —contestó de mala gana.

Sebastian frunció el ceño —¿Te has drogado hoy? ¿En tu fiesta? Tienes los ojos totalmente rojos.

—Puede.

—¿Si sabes que es un día importante? Mierda, Alec, sabías lo que iba a pasar hoy —exclamó con irritación el peliblanco.

Puede que el Alec normal supiera, pero ese estaba dormidito en lo más profundo de su mente. El Alec drogado apenas y sabía cómo se llamaba.

—Aaaah, si. Si eso que iba a pasar hoy. Claro que lo recuerdo. Obvio, jamás lo olvidaría.

—¿Y no podías mantenerte en tus 5 sentidos en tu maldita fiesta de cumpleaños?

—¿Y tu no podías mantener tu pene en tus pantalones?

El color bajó del rostro de Sebastian —¿Qué?

Alec rio sin humor —Que mi perfecto regalo de cumpleaños  fueron las pruebas de que mi jodido novio me ha visto la cara de estúpido todo este tiempo? Así que perdóname por no querer estar en mis 5 sentidos, porque si lo estuviera, ni siquiera soportaría estar aquí, hablando contigo.

—Yo... Eso no es verdad, Alec. Llevamos juntos años, tus padres y los míos ya se consideran familia y, bueno, ya sabes lo que vamos a hacer...

Alec rodó los ojos. Estaba cansado de esta situación y de Sebastian.

—La verdad no tengo idea qué vamos a hacer. Yo solo tengo en mi cabeza el video que me mandaron de cómo le chupabas la vagina a esa zorra.

—Te has vuelto demente. ¿Cómo puede ser que no confíes en mi y en mi palabra? Vamos a casarnos, Alec.

Casarnos.

Casarnos.

Casarnos.

Dios, ahora lo recordaba. El anillo de promesa que le había comprado hace algunos meses y que colgaba de su cuello en un collar para que nadie más que ellos supieran de su existencia.

Cautivo de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora