Capítulo 3

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Una mano sacudiendo su hombro levantó a Alec de su profundo y muy delicioso sueño. Este gruñó y lanzó un manotazo.

—Quiero dormir —musitó.

—Roncas, niño. Apenas y me dejaste dormir —expresó su acompañante.

—¿Y? Ponte tapones de oídos o algo. Aparte yo no ronco.

—Lamentablemente no tengo, y como te aferraste a mi como un koala a un árbol, ni pude alejarme un poco. Y si roncas, no sabía que un niño como tú podría roncar tanto.

—¡Hey! Ni siquiera ronco tan fuerte —dijo Alec ya enojado. Durante toda su conversación se había mantenido con los ojos cerrados y cuando los abrió, la vista lo impresionó. Delante de él estaba el hombre de sus sueños sin camisa y con una media sonrisa, con los brazos detrás de su cabeza. —Y si te mantuve atrapado, ¿cómo fue que te quitaste la camisa?

Fue ahí cuando recordó la bola de estupideces que hizo el día anterior. ¡Por el Angel! ¿Qué pensaría la gente de él y su familia? ¿Y qué pensaría este extraño hombre que ahora era su prometido provisional y que, por alguna razón desconocida, le estaba importando mucho su opinión sobre él?

También recordó que aunque Magnus estuviera muy bueno y eso, ¡lo despertó antes de las 8! Y ni siquiera había un café negro bien cargado para que se le fuera el mal humor.

—A mi me parece que si roncas—respondió el moreno, evitando su pregunta y poniendo un dedo entre su ceño fruncido para hacerlo desaparecer.

(Puede o no que el corazón de Alec se haya acelerado un poco por eso)

—Pues estás equivocado —musito —. Y luego me levantas sin el desayuno, ¿qué clase de horrible prometido eres?

Magnus lo miró incrédulo —¿Sigues queriendo que sea tu prometido?

—¡Claro que sí! —dijo —. Vamos, Magnus, lo prometisteeee. Eres un hombre de negocios, sabes que los tratos no se pueden romper.

—Los tratos donde esté mi firma, y como no firmamos algo así, no hay ningún trato.

—¡Lo hay! Está en mi corazón —dijo poniendo sus manos sobre su pecho, dramáticamente —. Ya dijiste que si ayer, y puede que yo haya estado drogado gran parte de la noche pero todo lo que dije fue en serio. De verdad, te necesito.

—¿Y no puedes conseguir a alguien más?

—Ya le dije a mi padre que eras tú mi prometido, si le digo que es alguien más no creerá nada más. Así que, por favor, ayúdame con esto.

—Es complicado lo que pides —enunció —. ¿Al menos tienes una idea de cómo les vamos a mentir?

—Ehh, ¡Sí! Si la tengo —balbuceó el ojiazul, pensando en una historia que sonara lógica —. Les diremos que estábamos esperando que cumpliera 21 años para poder hacerlo oficial y así mis padres no pudieran entrometerse, que nos conocimos en un club hace unos meses y de ahí no pudimos separarnos. Fue como amor a primera vista.

—Yo no creo en el amor a primera vista.

—Bueno, pero tu no tienes que creer, con que ellos lo crean es más que suficiente.

—¿Estás consciente que para que esto sea creíble necesitamos vernos, salir juntos, y, literalmente, planear una boda?

—Lo sé, y sé que ya es mucho pedir que hagas todo eso, pero, por favor. No tienes que preocuparte por nada monetario, yo tengo una gran cuenta bancaria que, si es necesario, gastaré todo lo que hay en ella para que este plan funcione.

Magnus suspiró y se levantó para sentarse sobre el borde de la cama. Puso sus codos sobre sus rodillas y dejó su cara en sus manos, probablemente para pensar en qué demonios se había metido.

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⏰ Última actualización: Dec 07, 2023 ⏰

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