Advertencia:- Aclaración: Hermana menor de Yugi Muto
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Ser hermana del actual campeón de duelos era una carga, el mundo giraba alrededor de tu hermano Yugi, te costaba hacer amigos nuevos porque la mayoría solo te quería para poder conocer al Rey de los duelos o sacar provecho. Así que si, era una carga.
Amabas a Yugi con todo tu corazón y sabías que el también te adoraba. Pero te sentías ignorada, acompañaste a tu hermano en cada una de tus aventuras junto a tus amigos, y no eras mala en los duelos, al contrario, eras bastante buena, con algo de práctica podrías ser reconocida, pero jamás superararias a tu hermano, y eso te molestaba.
Podrías tener otros talentos, probaste varios deportes, resaltando en muchos de ellos, también prácticas artísticas, dibujo, escritura, teatro, etc. Pero el mundo giraba en torno a tu hermano, solo se te acercaban para probar si podrían conocer al Rey de los duelos y eso te molestaba.
Tenías a los amigos de tu hermano, que eran una segunda familia, no costó mucho para que te llevarás bien con ellos. Empezaron a ir a verte en las competencias de deportes o en las obras de teatro que organizaba tu escuela. Con Joey y Tristán gritándote en primera fila, Tea mirándolos con vergüenza, pero gritando junto a ellos cuando hacias algo bien, y Yugi y Bakura mirándote con tranquilidad mientras te apoyaban.
Incluso sabías que el espíritu de la sortija te tenía aprecio a ti y a todo el grupo. Yugi estaba encantado de tenerte como hermana, según el, no pudo pedir a alguien mejor, eras su pilar y lugar seguro, y por eso sabía dejar a Yami tomar su cuerpo prestado, le gustaba que ustedes se llevarán bien, sabía que el Yami tenía momentos donde se sentía solo, y el apoyo de Yugi no era suficiente.
Eras muy apreciada en el grupo, y te llevabas bien con todos, te encantaba ir con Tea a los arcades o competencias de baile para apoyarla, cuando Bakura proponía ir a las casas de terror o una película de suspenso eras la primera en unirte, Tristán se te pegaba como sanguijuela al ver que eras la única que siempre traía comida en casos de emergencia, mientras que el rubio, Joey, los separaba rápidamente, y siendo sinceros, eras con uno de los que mejor te llevabas, sabías competir amistosamente con él y hablar hasta altas hora de la noche mientras le contabas un chisme o algo que te paso, y él te escuchaba a pesar de estar quedándose dormido por el cansancio de los duelos.
Caminante hacia la preparatoria con tranquilidad, hoy tu hermano no vendría, estaba algo enfermo, y el abuelito salió a comprar productos para su tienda, pero te quedaste tranquila al saber que tendría a Yami de compañía, aún te seguía sorprendiendo toda la historia que tenían los dueños de mounstros.
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Sentiste ese grito a tus espaldas, y no era nada más que Joey en su bicicleta, viniendo a ti a toda velocidad. Te pusiste nerviosa y cierras los ojos esperando el impacto. Escuchaste un estruendo y abriste tus ojos, estabas sin ningún rasguño en tu antigua posición, miraste a tu lado y viste a Joey entre unos arbustos llenos de espinas, había doblado a último momento para que él recibiera el impacto y no tu.
