Zander Bennett, hijo mayor del dios Hades, despues de la guerra contra Cronos decide marcharse de Nueva York y decide irse a Forks, una pequeña ciudad en el noroeste del estado de Washington para contrar un poco de paz.
Pero jamas pensó que estaria...
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La cabaña 11 como todos los veranos era la más ruidosa y la más grandes, que Zander a veces pensaba que se parecía a la casa de los Weasley. Cada año la cabaña de Hermes se le tenía que agregar más espacio por la cantidad de semidioses que llegaban y no eran reconocidos.
Zander había pasado todos sus veranos en la cabaña 11, compartía sitió con Peter y nadie tenía su propio espacio. A veces envidiaba a Percy y a Grace, ellos dos tenía una cabaña para ellos solos; y él al igual que ellos era hijo de uno de los tres grandes, pero no tenía su propia cabaña.
— ¿Terminaste? — Peter veía como Zander organizaba y guardaba sus pertenencias.
— Aún no.
— Si hubieras empezado desde ayer cuervo y ya estaríamos listos para irnos — Peter ya tenía listas sus pocas pertenencias desde la noche anterior.
— Duende mis horas de sueño son sagradas — era completamente verdad, dormir era su hobbie favorito aparte de tocar la guitarra.
— Ya lo se.
Peter ansiaba salir del campamento y empezar a vivir su vida. El campamento era una prisión y él añoraba su libertad. Tener una vida sin monstruos que lo quieran matar, sin profecías y sin guerra. Y si le dieran la oportunidad jamás volvería a este lugar.
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Hablar con su mamá había sido difícil, empezando porque se encontraba al otro lado del mundo. Quería a su madre, pero jamás le podría perdonar que jamás lo defendiera de su abuelo. Aquel hombre que se suponía que debía de cuidarlo lo maltrato, hizo que entrenara día y noche solo por sus estúpidas expectativas que tenían hacía él.
Su madre, Lilibeth Bennett, terminó enamorándose de Hades, el dios del inframundo y de esa relación nació él provocando que su padre rompiera el juramento que hizo. Su abuelo Cornelius Bennett había quedado decepcionado de su madre, él esperaba su madre encantara a Zeus o a Poseidón, pero no fue así y terminó descargando su ira con él.
— ¿A dónde te irás? — Peter entregaba parte de su cena para la ofrenda a los dioses.
— A Forks — Zander hizo lo mismo que su amigo.
En el comedor solo quedaban algunos semidioses, siempre hacían lo mismo llegaban tarde al comedor para tener que soportar el ruido.
— ¿Forks? — respondió mientras buscaba una mesa para sentarse. — ¿Y dónde queda?
— Washington — no era una mala elección, queda en el extremo contrario de Nueva York.
— Nos iremos al extremo del país — celebró Peter.
— Al menos estarás cercas de Seattle — dijo Zander, al menos eso le alegraba.
Seattle sería donde se mudaría Peter y cuando su madre le ofreció que se podía ir a vivir en a la casa que tiene en Forks ni siquiera lo dudo. Durante estos últimos 4 años no se había separado de Peter y era mejor estar cercas por si uno de los dos necesitaba ayuda del otro.
