Legión de las Sombras

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Ñ
Epílogo: Los primeros condenados

" Entonces... recuerdas a Neoth. Bueno, debería agradecerte por una nave tan magnífica. ¿Quién hubiera pensado que tal poder era posible?"

El Emperador resplandeció en una luz dorada, su forma ahora reflejada en su armadura mientras sus custodios ahora permanecían junto a su maestro. Sus ojos brillaban con un oro feroz mientras miraba a Be'lakor con absoluto odio.

"Hay pocos errores en mi vida de los que me arrepiento. Matarte no será uno de ellos. ¡LIBERA A MI HIJO!"

" Ahora, Neoth... debes darte cuenta de que lastimarme solo va a lastimar a tu chico. Después de todo, esto sigue siendo su cuerpo"

Un custodio corrió hacia Be'lakor, su lanza guardián estuvo a pocos centímetros de golpear al demonio, pero de repente fue detenido antes de que el golpe pudiera asestar. Confundido, cayó hacia atrás cuando otro de los Custodios intentó darle un golpe de pinza, pero cada vez que golpeaban, sus espadas se detenían en seco antes incluso de llegar a su cuerpo.

Be'lakor soltó una risa maníaca, como si los esfuerzos de sus guardianes fueran una broma cruel. Sin embargo, fue entonces cuando el propio Emperador atacó con su espada al demonio, pero sus ojos se abrieron en estado de shock ya que incluso con su poder psíquico la espada no se movió.

"Eso es imposible"

" ¡Increíble! ¡Simplemente increíble! ¡Este recipiente es más que digno! ¡Su energía es increíble! ¡Incluso capaz de detener tu ataque, Neoth! Pensar que un recipiente así sería posible... Es embriagador ver cuánto poder fluye a través de tu chico... tales restricciones a este poder. ¡Qué niño más tonto!

"Mi Emperador" dijo Malcador "Debemos reevaluar la situación. No sabemos qué puede hacer el demonio con el cuerpo de tu hijo"

" Sí Neoth... Huye para poder hacer lo que quiera con este chico. Lo moldearé, retorceré su mente y su cuerpo a mi gusto. Déjalo ver cómo todo lo que ama y aprecia muere por sus propias manos... Sí, lo domaré muy bien."

"¡Naruto!... ¡Hijo! ¡Debes luchar contra él!" El Emperador bramó mientras Be'lakor comenzaba a caminar hacia el Emperador y sus guardianes.

" Tu chico está luchando contra Neoth. Es curioso que el otro ser dentro de él fuera tan fácil de reprimir. Ese Zorro sarnoso habría hecho imposible poseer su cuerpo, ¿es irónico que el sellado hecho para él pudiera reactivarse para garantizar que la bestia estuviera amordazada de esa manera? fácilmente."

"Kurama... ¡¿Qué hiciste?!" Dijo el Emperador mientras preparaba su espada, sus custodios formaron y Malcador preparó un rayo psíquico de energía pura.

" Mi espada que golpeó a tu chico fue hecha para apuntar a todas las cosas que obstaculizarían mi posesión. Dio la casualidad de que el uso de su poder debilitó a la bestia lo suficiente como para que el sello pudiera reactivarse. Ahora el zorro está en un sueño profundo, incapaz "Para ayudar a su hijo. Está atrapado, solo en una pesadilla de sombras".

"¡Maldito bastardo!" El Emperador gritó mientras intentaba ganar tiempo, sintiendo la presencia de sus refuerzos.

La habitación comenzó a distorsionarse cuando el Emperador pudo sentir la presencia de la nada, Be'lakor comenzó a arrodillarse cuando veinte figuras entraron a la habitación, diez de estas figuras eran más custodios, pero las últimas diez eran todas mujeres, sus armaduras brillaban. dorados mientras sus rostros estaban cubiertos sobre sus bocas, ojos que brillaban en un tono negro miraron al demonio en silencio mientras preparaban sus armas.

Caminan en silencio, una hermandad de parias para seleccionar las energías de lo sobrenatural.

Como una sola, las silenciosas hermanas centraron su nada en el demonio, mientras Be'lakor era empujado hacia el suelo, el Emperador observaba mientras intentaba pensar en un plan que le permitiera exorcizar a Be'lakor del cuerpo de su hijo. Sus custodios y hermanas silenciosas flanqueaban al demonio mientras intentaban encadenarlo, las ataduras estaban hechas de un antiguo metal llamado piedra negra.