—¿Sabes lo que busco?—llegó a decir Klei.

—a ver, déjame adivinar—dijo ella haciendo como si no supiera nada— creo que había visto en mis sueños, que una niña y un niño escondieron algo importante aquí, ahora aquel ya está grande y ella también, pero él quiere irse y dejarla sola ¿te suena la historia?—dijo sonriéndole.

Volteó y vió a Teff sonriéndole, parecía como si hubiesen conectado por esa mañana, los dos habían ido al mismo lugar. Teff estaba con una polera negra y un short del mismo color y unas converse, se veía linda, a parte de que su cabello era lacio y color castaño, lo tenía suelto, él no sabía que decir, se quedó mirándola unos segundos, Kleiner estaba con un pantalón azul, polera blanca y despeinado, pero igual para ella se veía lindo.

—lindo día ¿verdad?—dijo él tratando de disimular lo impresionado que estaba por ver a Teff feliz y muy guapa- digo...no debe ser lindo porque tú papá está en la clínica pero...—Interrumpió Teff

—ya se Klei, no me vas a negar que te gusta como estoy vestida—le sonrió— ustedes los hombres no saben disimular, pero bueno— dijo poniendo nervioso a Klei— busquemos lo que ambos pensamos encontrar aquí—concluyó.

—Sisisi mejor busquemos—soltó una sonrisa coqueta.

Ambos empezaron a sacar tierra, había gusanos, pasto, cosas que estaban años ahí, pero lo que les importaba era encontrar....

—¡aquí está!—saltó Teff—voy a abrirlo.

—Noooo— exclamó Klei— hagámoslo juntos- dijo mientras la miraba con ternura.

Se levantó y trató de agarrar el objeto pero se encontró con las manos de Teff, se puso nervioso y trató de no mirarle a los ojos. Vio como Teff también se ponía nerviosa y le temblaba su pierna, no sabía la magnitud de lo que causaba él en Teff.

—bueno... ¿Lo hacemos?—preguntó Klei.

—¿Tan rápido Klei? todavía ni somos nada y además como piensas hacerlo aquí en medio de la nada, nos pueden ver—dijo con una mirada seductora.

Klei se puso aún más nervioso, entendía perfectamente a Teff, y era alucinante imaginarse a Teff de rodillas, de espaldas contra la pared o mirándole con ganas, tirada en una cama pidiendo que él se acercara y la haga suya. Él tenía un poco de experiencia en indirectas o cosas de sexo, suficiente para entenderlas.

—Ey Teff no estoy pensando en eso—dijo sonriendo.

—ya, abramos la caja— dijo ella agarrando una mano de Klei, estaban nerviosos.

—Ohh, aún sigue intacto—dijo él— quisiera poder utilizarlo, pero temo que seguirá enterrado aquí—terminó diciendo, ya que eso era una promesa de niños, que si algún día sentían algo, lo utilizarían y nunca se separaría de ella. Eran dos collares, con las iniciales de cada uno pero no era el momento de usarlo, así él esté empezando a sentir algo. Se iba a ir, y la promesa era no dejarla sola.

—Y si no te va...—la interrumpió.

—No Teff, si voy a ir, lo siento, te quiero mucho, enserio lo hago, pero tengo metas marcadas por cumplir— dijo sintiéndose mal por no poder hacer que Teff esté a su lado.

Ella lo miró, guardó los collares y lo volvieron a enterrar juntos, las lágrimas de Teff no se contuvieron, empezaban a caer mientras ponía un poco de tierra encima del cofre. Klei se daba cuenta pero no podía hacer nada, se aguantaba las ganas de decirle o aceptar que se fuera con ella, pero ella debía hacer su vida y ser una profesional.

—espérame, solo espérame—dijo Klei haciendo que ese silencio no siga siendo incómodo.

—¿esperar?, ahora se trata de esperar, ¿cuánto tiempo quieres que espere Klei?, ¿esperar para ver qué luego tienes otra mujer, para ver qué nunca regresaste, para saber que el tiempo que estuve esperando fue en vano?— dijo molesta a pesar de las lágrimas que le salían.

Perderme A Tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora