（ ☆） · Esto es una continuación de un One shot de TikTok.
（ ☆） · Pron: Fem/Masc.
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— Caza de brujas.
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★— Invierno.
Había pasado años desde la última masacre de brujas, ahora vivian en un pueblo alejado de la civilización, en medio del bosque, escondido entre las sombras.
Siendo hijo/a de una bruja, tu infancia fue...curiosa, recordabas a tu madre recitando hechizos con otras brujas, curando tus catarros con "pociones", libros de hechizos y velas.
Creciste aprendiendo aquellas cosas, más de una vez, tu madre te pedía salir a por cosas, flores, ajo, hojas...Obviamente ibas, estar un rato con la naturaleza era agradable, hasta en invierno.
Estabas caminando por la nieve, con esa capa blanca de piel para cubrirte del frio, con tu clásico sombrero puntiagudo. Con tu cesta, recogías algunos de los recados que tu madre te había pedido, hasta que escuchaste el sonido del trote de un caballo.
Quizás te había alejado demasiado, o esa persona se había acercado demasiado.
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★— Caballero.
Te escondiste tras un árbol, esperando a que se alejara, pero tu sombrero y los árboles sin hojas no ayudaron, el corcel paró y escuchaste una voz grave y profunda detras de ti.
— No has jugado mucho al escondite, ¿Verdad? — Dijo entre pequeñas risas, te asomaste al ser descubierto/a.
— No...¿Se nota? Jaja — Saliste completamente para observar a aquel hombre.
Sin duda un caballero atractivo, de ojos azules grisáceos, tez blanca y cabellos negros brillantes, su armadura y espada relevaban su trabajo, quizás un guardia de ese pueblo que hace años desterró a tus antepasados. Pero el no parecía malo, no, por alguna razón hasta sentías seguridad con él. Su corcel blanco tenía una postura tan elegante, casi como la suya, te había flechado.
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★— Enamorado/a.
Hablasteis un rato, no le dijiste nada relevante tuyo o de tu lugar de procedencia, él tampoco dijo nada. Durante aquella charla, el frio del bosque desapareció, sentías una sensación cálida en tu pecho.
A la hora de la despedida, él tomó tu mano, besándola lentamente, antes de montar en el corcel e irse.
Suspiraste enamorado/a, te quedaste un rato mirando como marchaba hasta que decidiste volver a casa. Ahí, embobado/a, jugabas con un cuarzo rosa, tus hermanos correteaban ruidosamente pero eso no te sacó de esos pensamientos.
Tu madre se dio cuenta de aquello, teniendo un mal presentimiento, se acercó y te toco suavemente el hombro.
— No es buena idea...— Susurró.
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