❝𝗡𝗢 𝗛𝗔𝗬 𝗗𝗢𝗡𝗗𝗘 𝗘𝗦𝗖𝗢𝗡𝗗𝗘𝗥𝗦𝗘❞
Kim es una adolescente promedio, lleva una vida monótona y aburrida, por más gentil que sea, nunca logra que sus compañeros de curso la miren ni un segundo. Y debido a esto, y aprovechando que el verano...
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El tiempo pasó relativamente rápido para Kim, por lo que, sin darse cuenta, el día del campamento había llegado. Estaba lista para irse ya, quería conversar con alguien, las fogatas, expediciones y todo le parecía súper interesante.
Su madre, al contrario, estaba preocupada por su hija y el peligro que podría correr ahí. Si bien podría ser algo bueno para su niña, también podría ser peligroso. Kim tiene una piel demasiado sensible, es más propensa a heridas que tardan demasiado en cicatrizar, quemaduras y cánceres de piel. Y en un bosque, dónde está expuesta a árboles y plantas con ramas o espinas, más encima, en verano dónde el Sol está súper fuerte, sería aún peor.
-¡Mamá, ya estoy lista! - Kim bajaba las escaleras con una sonrisa en su rostro.
-De acuerdo, mi amor, ¿estás segura que quieres ir? me preocupa tu condición, no quiero que te suceda nada
-Que no, mamá, tendré cuidado y siempre que salga me pondré protector solar, ¿está bien?
La mayor bufó. -De acuerdo, hija. Prométeme que me enviaras un mensaje todos los días.
-Sí, mamá, siempre te mando mensajes, esto no va a ser la excepción. Ahora, ¿me puedes llevar? - sonrió otra vez, borrando las preocupaciones de la contraria.
-De acuerdo, Kim ____, pero cuando vuelvas, te quiero ver completa, ¿oíste? Sube al auto ahora, ya nos vamos.
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