7. Fruto del Amor

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-Secu3stro
-Insinuación de 4buso
-Vi0lencia
-Acoso
-Tema sensible

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Negativo

Soltó un largo y frustrado suspiro. Tiró a la basura sin ceremonias aquella prueba de embarazo, se sentó sobre la taza de baño y se llevó las manos a la cabeza. Si no se embarazaba pronto, Crowley podría pedir la anulación de su unión, sería señalado por ser un Omega separado, sería peor si se enteraban por el hecho de que no podía darle un hijo a su Alfa.

Era la quinta prueba que se hacía durante el año y ya se estaba frustrando. Durante los primeros dos años de casados, él y Crowley se habían cuidado para disfrutar un poco como pareja sin hijos, disfrutar esos viajes, salidas y tardes perezosas en casa sin preocuparse por llantos, pañales, rabietas para comprar juguetes o helado, solo ellos dos, pero como todo, después de disfrutar ese tiempo, llegó en momento en que a ambos no les importaría lidiar con todo eso para cuidar de una personita que era sería un pedacito de ellos, el fruto de su amor. Así que cuando dejaron los anticonceptivos, pensaron que no sería mayor problema, después de todo, aunque ambos ya tenían sus veintitantos, sus hormonas eran como las de dos adolescentes.

Sin embargo, para su sorpresa, por más ciclos de apareamiento que pasaran, parecía que nomás no se sembraba la vida en el útero de Aziraphale. Al principio no le importaba mucho, después de todo, sabía que era normal no tener suerte y disfrutaba un poco más de la vida en pareja, pero a medida que pasaba el tiempo, comenzaba a frustrarse.

Las familias de ambos no habían visto con buenos ojos el tomarse un largo tiempo sin hijos, a pesar que les aseguraron que eventualmente los tendrían, pero ahora ¿Qué les diría? La familia de su esposo tenía todo el derecho de pedir la anulación y su familia... ay. Quizá lo desconocerían como miembro y eso le causaría más problemas para emparejarse nuevamente, un Omega sin familia era como un cachorro abandonado.

Escondió muy bien la prueba en la basura antes de lavarse las manos y salir, no le diría nada a su esposo, no necesitaba otra decepción y que llevara el conteo de todas las pruebas negativas. El departamento de ambos estaba sobre una librería, en el centro de Soho, así que fue al primer piso en la parte de la trastienda, encendió su radio y se dejó llevar para distraerse, cuando escuchó la campana de la puerta principal.

-Ya estoy aquí, cariño.- Anunció la voz de su esposo.

Como todo buen Omega que era, fue a recibirlo, tomando su abrigo y sombrero.

-Bienvenido a casa querido.- Le dio un beso en la mejilla.

-Ángel, ya te he dicho que no es necesario que me recibas como el Omega perfecto de uno de esos comerciales, con saber que mi dulce esposo me sigue queriendo, es suficiente.-

-Aún así, me gusta hacerlo.- Insistió el Omega de buena gana.

Sirvió la cena para ambos y Aziraphale preguntó cómo estuvo el día de Crowley en el vivero. Aparentemente fue un día relajante, gritó como siempre a las plantas para que estuvieran perfectas y trasplantó unas suculentas. Así como la llegada de nuevos ejemplares que tenían que cuidar, antes de ser trasladadas a una reserva.

Él sólo escuchó con atención el día de su esposo, sin decir un solo comentario de como había sido su día.

-¿Y tú qué tal amor? ¿Cómo te fue con la restauración de libros? ¿Algún cliente interesante?- Preguntó de repente.

Good Omens Colección OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora