PROHIBIDO

Capitulo dos

– ¿Estás segura de que quieres asistir a clases? – le preguntaba por enésima vez madre.

– Si mamá voy a ir – respondió Alisson cerrando su mochila.

Asistir a clases nuevamente en la ciudad no era una de sus opciones debido a que ella iba solo de visita a Manhattan pero luego de lo de su hermano había recapacitado y había decidido que era mejor pasar tiempo con sus padres, aunque sabía que la vida de ella iba a ser una mierda.

¿Por qué?

Su hermano ya no estaba y a parte de todo eso, su madre y su padre se la pasaban trabajando y sino era discutiendo.

Y si.

"No son la familia perfecta"

Como dicen ante la gran sociedad de Manhattan.

Algo que Alisson había odiado durante toda su vida.

Esa puta sociedad llena de gente con hipocresía y sin sentimientos.

– El chofer te llevará y te recogerá – le anuncia su madre a lo que ella bufa.

– Mamá no era necesario – le dice Alisson en forma de negación.

– Claro que si ni que fueras caminando – dice su madre.

–Sabes que prefiero caminar.

– Esto no es Roma, acá tienes que mantener un estatus querida.

Y comenzó.

Si algo odiaba era que su mamá comenzara a hablar de cómo ella tenía que actuar.

Odiaba eso.

Y la vida.

No se quejaba de lo que sus padres siempre le habían dado sino de la manera en que querían que se comportara.

Ella nunca fue como las chicas de su sociedad, esa que gastaban su dinero comprando miles de ropas y humillando a las personas de clase baja, ella era todo lo contrario a eso.

– Dios mamá tú y el jodido estatus – maldició Alisson.

– Ali por favor no quiero discutir contigo – le dijo su mamá.

Ella solo volvió a negar pero sabía que su mamá no se rendía fácilmente así que se puso su mochila en los hombros y junto a su madre bajo las escaleras y ella salió de la casa en donde ya el chofer la llevaría a la escuela.

Después de media hora de camino a la escuela, el auto paró y la castaña se bajó del auto.

Al bajarse pudo ver como la mirada recayó en ella, la verdad es que no le gustaba mucho la atención y nadie la dejaba de ver y era claro, pues ella era nueva.

Obviando toda esta situación comenzó a caminar hacia la entrada de la institución.

Cuando ya estuvo dentro de esta, volvió a caer en la dura realidad de la vida.

Había un gran mural en donde habían cientos de fotos de su hermano con amigos y le fue inevitable no derramar una lágrima al ver que habían algunas con ella.

Y no dejo de pensar que no pudo abrazarlo bien por última vez o decirle cuánto lo quería o lo extrañaba.

Se arrepentía tanto de haberse mudado a Italia y ahora no poder estar con él.

– ¿Ali? – sintió detrás de ella.

Esa voz le era muy conocida.

– Lizzie

Y como no le iba a ser conocida.

Ella era la novia de su ahora fallecido hermano.

– No sabía que estabas en la ciudad – Lizzie la abrazo y pudo ver como está sollozaba.