8. GRACIA.

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Santa Biblia Reina Valera 1960 - 2 Timoteo 1
7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.


«Vaya, vaya, vaya».

Todo me imaginé, menos encontrarme con este par por aquí.

Apenas miró a Jason, recuerdo el puñetazo que le dí hace unos meses atrás y siento un fresquito.

«Se lo tenía bien merecido».

De Fabricio lo único que recuerdo fue que le eché una ensalada de frutas en la cara, ese momento fue épico, es imposible que no me de risa al recordar.

Él se lo busco, siempre me andaba haciendo la bronca en el colegio.

Jason se aproxima a mi y me mira de pies a cabeza, mientras que la rubia melosea a Deimond.

«Definitivamente Deimond es un asqueroso».

—Linda —pronuncia Jason mi nombre lentamente —tanto tiempo.

—lo mismo digo yo —contesto con una sonrisa.

No porque me agrade Jason, sino porque si Deimond tiene derecho a divertirse, porque no hacerlo yo también.

Jason me sigue el juego y me saluda con beso en la mejilla.

Fabricio también se acerca a mi.

—¿Nos conocemos? —pregunta observándome, mientras se rasca la cabeza.

Lo miro de manera despectiva.

«Me preguntó si son piojos o caspa lo que tiene».

—me temo que no. —respondo.

—¿No? —se sigue rascando la cabeza y me sigue mirando.

Yo vuelvo mi mirada hacia Jason.

—no te esperaba por aquí —le digo con tono amable.

—lo mismo digo yo —contesta Jason con una sonrisa coqueta, como en los viejos tiempos.

—¡Un momento! —interrumpe Fabricio —ahora que lo pienso bien, si te conozco, tu fuiste la que me echó una ensalada de frutas encima —me señala.

«Como siempre él tan dramático»

«Tal parece que el recuerdo es mutuo».

No puedo disimular la risa y terminó riéndome en la cara de Fabricio.

—¿Te estás riendo en mi cara? —pregunta indignado.

Yo asiento sin dejar de reír.

—¿Te atreves a hacerlo?. —vuelve a preguntar.

—me atrevo a eso y mucho más —respondo.

«Que comience la guerra, está vez les haré pagar por todo».

—¿Se puede saber que están haciendo aquí? —pregunta Deimond molesto, interrumpiendo nuestra pelea.

—tu madre nos invitó —responde Fabricio.

—en realidad me invitó a mi —dice Jason —y él se vino de pega —señala a Fabricio.

La rubia se para frente a mi mientras mastica una goma y me mira de pies a cabeza mientras encrespa con su dedo parte de su cabello.

—¿No me piensas presentar a la chica? —le pregunta en tono chillón a Deimond.

Deimond suspira con impaciencia.

—mucho gusto —hablo por mi misma extendiendo mi mano —mi nombre es...

—¡Ya lo sé, ya lo sé! —me interrumpe —eres la prima de Deimond ¿Verdad? —pregunta.

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