|C•U•A•T•R•O|

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Capítulo cuatro:

— Estoy esperando para entrar al baño.- balbucea.

— ¿Está Cellbit? Necesito hablar con ese cara...-

— ¡No puedes!- gritó, al ver como Forever caminaba hacia él con paso decidido. — ¡Hay una cucaracha enorme aquí dentro! Puede ser peligroso.

— ¿una barata? ¿Le tienes miedo a una barata?- suelta una carcajada, arremangado las mangas de su camisa celeste. — Déjame pasar, yo la mato.

— ¡No!- pone sus manos sobre el pecho del rubio, cada vez más nervioso. — Digo, no. En serio es peligroso, viene de la Federación, puede ser radiactiva o algo así.

— ¿Cómo diablos vino una cucaracha de la Federación aquí? ¡¿Nos están atacando?! ¡¿Estamos en una guerra biológica?! ¡Cellbit!

— ¡No, Forever, no!- sujetó la trenza larga del rubio antes de que pudiera salir corriendo por el pasillo en busca de refugio contra una guerra biológica falsa. — Cellbit trajo a un chico del laboratorio y tenía una barata de mascota, se escapó y la encerré en el baño, eso es todo.

— ¿Qué hacemos? Hay que matarla.- murmura.

— Vé a buscar una máscara de gas o algo de eso al cuarto de limpieza, yo me quedo aquí para que nadie entre.

— Okey, ya vengo. ¿Les aviso a los demás?

— ¡No hay tiempo! ¡Puede estar poniendo huevos ahora mismo!

— ¡Porra, é verdade!

Mientras Forever corre desesperado por los pasillos, buscando un supuesto cuarto de limpieza - Pac no estaba seguro de que hubiera uno de esos en el edificio, pero su amigo estaba muy asustado como para detenerse a analizar la situación- el de rizos se apresuró a golpear la puerta del baño desesperado.

— ¡Ya oí, ya oí! ¡Y José no es barato ni radioactivo! Es una cucaracha decente.

Cale a boca e corra.- lo sujeta del brazo y tironea de él, con el corazón agitado por los nervios, juraba nunca más volver a ir en contra de los planes de Cellbit.

Abrió la puerta del cuarto de interrogatorios de un tirón y señaló la silla nervioso, asomando la cabeza por el pasillo para asegurarse de que no hubiera nadie que los pudiera delatar. R01ER se acomodó sobre el mueble, haciendo una mueca de inconformismo, no entendía porque tanto nerviosismo. A su parecer, el tal Cellbit parecía ser igual de peligroso que una babosa.

Pac se apresuró a hacer nudos débiles, tal como había prometido, alrededor de las muñecas del moreno y cuando estaba por atar sus tobillos, sintió un frío gélido soplar en su nuca.

Olá, meus queridos...

— ¡No lo solté, sólo estaba ajustando las sogas de sus pies!

— Es que me intenté soltar, pero las sogas son tan fuertes que se me hace imposible. Sogas, mi única debilidad...- dramatizó.

Tempo perdido |Guapoduo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora