Angel o Demonio?

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Bebo un sorbo de mi cóctel y miro con curiosidad a la gente de mi alrededor. Son casi las diez de la noche y estoy disfrutando de mi bebida a solas en un bar que apenas conozco. Mis amigas bailan animadas en la pista pero esta vez no las sigo porque mi cuerpo se siente agotado por una semana de trabajo intenso. Ellas lo entienden y no me presionan. Por el contrario, me dejan en la buena compañía del barman y de su extenso catálogo de bebidas.

-Buenas noches -dice un joven luego de sentarse a mi lado-. ¿Puedo preguntarle qué es lo que está bebiendo? Tiene un aspecto increíble.

 ¿Puedo preguntarle qué es lo que está bebiendo? Tiene un aspecto increíble

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Lo miro y le sonrío por educación. Sus ojos oscuros me devuelven el gesto y me pierdo en los detalles masculinos de su mandíbula fuerte y su porte seguro.

-Expreso Martini -me limito a contestar-. Pero si no es amante del licor de café no se lo recomiendo, puede resultar extremadamente amargo al paladar.

-Es bueno saberlo -responde de buena gana y llama al barman con uno de sus dedos-. Un gin and tonic, por favor.

El hombre asiente y sin demorarse le prepara el trago con un profesionalismo envidiable. Luego se lo sirve y se aleja hasta el otro extremo de la barra para atender a una pareja que acaba de llegar.

-Mi nombre es Nathan, mucho gusto.

-Johanna -murmuro con simpatía y me permito observarlo de arriba a abajo.

Viste de traje negro y camisa blanca, y su corbata está levemente suelta, como si hubiera salido de algún tipo de trabajo estresante. Sin embargo su piel se ve fresca y radiante. Y su cabello oscuro es una mezcla perfecta entre rebeldía y elegancia, como si estuviera pronto para grabar un comercial de shampoo.

El joven me observa de la misma manera pero sus ojos no bajan a mi cuerpo, por el contrario, viajan por todo mi rostro, desde mi frente hasta el rincón más oculto de mi barbilla. Y aquel simple gesto me pone nerviosa.

-Oye Nathan... ¿Te gustan los signos zodiacales?

Suprimo una sonrisa antes de que conteste. Sabía perfectamente que la mayoría de los hombres odiaba hablar de algo tan trivial como la astrología, así que la usaba a mi favor para espantar a todos los chicos que pudiera.

-Por supuesto, soy una persona bastante optimista y curiosa, así que naturalmente me atraen ése tipo de temas. ¿De qué signo eres?

Mi rostro luce abruptamente sorprendido pero trato de que él no lo note.

-Géminis.

-Oh, una encantadora y misteriosa géminis. ¿Cómo influye tu signo en la manera que vives la vida?

Me quedo unos segundos en silencio tratando de procesar aquello. Habían un par de hombres a los que no les aborrecía hablar de zodíaco pero él era, sin dudas, el primero que me había hecho una pregunta para la cual no estaba preparada para responder.

Un Abismo TemporalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora