Caprichos

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No te muevas Edward -dijo yeri mientras le depilaba la ceja al más alto.

La concentración denotaba en su rostro; gesto fruncido y mordía su lengua.
Un sonido de dolor se escuchó del joven que se encontraba debajo suyo con sus manos apretando los costados del sillón.

Pero me duele amor-lloriqueó el mayor alargando las vocales , con voz de nene.

Ay ya, no seas una niñita llorona-Respondió castigándolo-¿O quieres ir con las cejas todas sin forma?-Le cuestionó la pelirroja, levantando su ceja con desafío.

Su novio agarró el puño de la bajita para detener la tortura.

Pues por mí, que sean pelucas reina, pero es que esto me duele mucho-Le respondió el alto con el cejo fruncido y un puchero.

Yeri lo miró sin creerle para nada.

¿Además, tu me quieres así o no ?, con mis cejotas-agregó el ojiazul persuadiendo a su novia, mientras le quitaba la pinza de la mano.

Yeri lo miró cansada, pero no pudo evitar sonreír, Edward era un nene caprichoso cuando quería.Su nene caprichoso.

Puso sus manos en su rostro de manera delicada y se acercó a éste con una sonrisa demasiado dulce.

Está bien.-Le respondió la chica.

Así el mayor sonrío ampliamente poniendo sus manos en las caderas de su novia, se había salido con la suya .
Se relajó y recostó contra el sofá.

Pero entonces su novia puso un dedo en su barbilla y lo hizo mirarla.Y entonces cry lo notó, había un plan macabro en los ojos de la más bajita.

Ya no te depilaré, pero tú, me llevarás de compras mañana.-Sentenció dulcemente, acariciando el rostro del tatuado.

Éste hizo un gesto de indignación, sin creer lo que estaba escuchando.

¡Oye y por qué-Sus palabras se vieron interrumpidas cuando su novia le dió un dulce beso y se bajó de su regazo corriendo alegremente hasta el cuarto.

No era justo, pensó el alto renegando.

¡Y no puedes decirme que no Edward!-gritó Yeri desde la habitación.

Solo había escuchado su voz pero ya podía imaginarse la sonrisa victoriosa que debía tener la chica ahora mismo.

El joven solo bufó exageradamente para que ella lo escuchara, pero no pudo evitar sonreír.
Aún si sabía que llevar a Yeri de compras significaba estar 5 horas caminando tras ella, tienda por tienda, con sus manos llenas de bolsas, era inevitable sentir esos cosquilleos en su estómago.

Estaba enamorado.

CryMua-One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora