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Ya eran las dos de la tarde del día anterior y Alissa no sabía absolutamente nada de Jasper desde el incidente en la reunión de Bella. Es como si él ha desaparecido por completo. Y ella tenía un mal presentimiento que no se le quitaba desde la noche anterior.
Presagio
Ella conocía perfectamente la sensación de un posible abandono, más aún de la soledad tocando a su puerta, puesto que al final se aferró tanto a Jasper y sobretodo a un lejano felices por siempre que ni siquiera en su cabeza cabe un adiós.
Allí estaba él de pie mirándola fijamente con la mirada al suelo de su habitación, había entrado por la ventana.
—Lo siento, Ally pero ayer intenté hacerte daño inconscientemente—fue lo primero que salieron de los labios del vampiro. —Debo irme.—añadió, sin levantar la mirada del suelo.
—¡Madura, Jasper!—gritó con desesperación la médium.
⟨⟨Creo que se molesto, yo mejor me voy a ver a mi Draculaura⟩⟩
Jasper inconscientemente levanto la mirada hacia los profundos ojos azules de ella, detallando el inmenso dolor de tristeza que se apoderaron del alma pura de la castaña.
-Se que no eres Bella pero igual estás en peligro constante por estar cerca de mi, por eso nos vamos hoy mismo-habló pausadamente como tratando de amortiguar la noticia el vampiro.
—Eres igual que todos.—pronunció la chica, percibiendo como las lagrimas comenzaban acumularse en sus ojos. —me prometen que nunca me dejarán sola pero terminan haciéndolo —agregó con sufrimiento.
Si Jasper tuviera un corazón latiendo en el pecho en ese momento juraría que se rompió en mil pedazos como un frágil vidrio, dejarla ir aún amándola por el miedo de lastimarla una sola vez lo mata en vida aunque fuera en forma hipotética.
—Así lo han decidido y no puedo hacer nada por evitarlo si estoy de acuerdo—dijo el rubio sin atrever a mirarla.
Alissa pudo sentir como en ese momento el sentimiento se molestia se apoderaba lentamente de su ser, ademas que sin percatarse sus manos comenzaron a generar una espesa escarlata de pura energía espiritual, justo como había sucedido en la batalla de James. Ella sin decir ni una sola palabra lo empujó al verlo que se acercaba lentamente sorprendido, provocando que el vampiro saliera disparado y se estrechará contra la puerta del closet, rompiéndola en el proceso.
—Ally...—susurró el rubio, tratando de recuperarse.
Solo fue cuestión de minutos para que la puerta de la habitación se abriera de golpe, dejando al descubierto la figura de una mujer mayor desconcertada del fuerte estruendo en el dormitorio. La abuela abrió ojos al detallar el estado en que estaba su nieta y sintió un fuerte temor yaciente en su interior al saber que la historia de su familia se estaba repitiendo una vez más.
