•●El faro●•

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Todo comenzó con un grito, un águdo e incesante grito a media noche, Blade despertó de repente bañado en sudor y con su corazón latiendo a mil por hora, no era la primera vez que soñaba tal cosa, y ultimamente, sus sueños se hacian cada vez más frecuentes; él, parado en medio del bosque en la oscuridad, una mujer a lo lejos, con el cabello tan blanco que parecia brillar, sus ojos, que parecian dos pequeñas luces blancas sobre una sombra, penetrantes, aterradores... y luego, el grito, aquel que le helaba la sangre y lo hacia despertar con un miedo incontrolable.

--Me estoy volviendo loco --Penso para si, al tiempo que se levantaba de la cama. Caminó hacia la cocina donde se encontraba su madre preparando el desayuno.

--Buenos dias.
--Buenos dias Blade ¿cómo amaneciste?, pareces un poco pálido.
Blade aun tenia el corazón latiendo con fuerza, y aún sentía en la piel el miedo, pero decidió no contarselo a su madre.

--Estoy bien, es sólo que... no dormi del todo bien.
--¿Otra vez?, espero que no empieces con el insomnio de tu padre.

Blade se quedó pensativo, recordando años atrás cuando era sólo un niño, recordó haber escuchado a su padre gritar cada noche y poco a poco comenzar a aislarse, hasta perder por completo la cordura.
--Eso no me sucedera a mi --susurró al momento que se levantaba de la mesa y salía de la casa ante la extraña mirada de su madre.
Blade vivía en un pequeño pueblo rodeado por naturaleza, árboles enormes, ríos entre el bosque y calles empredadas. Decidió caminar por el "Mirador", un lugar contruido junto a un barranco, rodeandolo y rodeando a su vez al pueblo, dejando a la vista, montañas majestuosas cubiertas de árboles que se alzaban sobre un pequeño río, el cual provenía de un arroyo kilometros al sur. Habia vísto este paisaje muchas veces, pero era la primera vez que lo veia detenidamente, observando cada detalle, tratando de distinguir cada tonalidad de verde a su alrededor, pensando, imaginando otros paisajes, algo mas allá de lo que sus ojos podian ver a simple vista.

De repente escuchó un murmullo que lo sacó del trance en el que se encontraba, miró detenidamente a su alrededor, estaba solo. Observó su reloj de pulso y no pudo evitar lanzar un grito de consternación; habian pasado casí tres horas desde que habia llegado ahí, no entendía cómo pudo perder tanto tiempo sin siquiera notarlo.
Caminó y caminó durante largo tiempo antes de percatarse que lo hacia sin rumbo alguno, y sólo se detuvo... miró de nuevo a su alrededor como si se tratara de un lugar nuevo, un lugar en el que jamás habia ido, pero sabia que habia estado ahí.
--¿Qué sucede? --se pregunto en voz baja, estaba solo, completamente solo, lo que comenzó a llamar su atención, pues esa calle era poco transitada, pero no veía ni un solo auto, ni a una sola persona en todo el tiempo que anduvo caminando sin rumbo.
Poco a poco empezó a sentirse nervioso, tenía la sensación de que no se encontraba solo, aunque no podía distinguir a nadie. Caminó directo a la plaza del pueblo que se encontraba en el centro.
--Ahi debe haber personas --se dijo para si. Caminó con paso apresurado, tratando de encontrar a alguien, miraba a todas partes pero el pueblo parecia estar completamente abandonado, trató de recordar cuando salío de casa, había vísto a su vecino regando el jardín, eschuchó cuando le gritó a lo lejos un saludo que Blade ignoró.
--¿Porqué no había nadie ahora?, ¿porqué de repente su pueblo parecía un pueblo fantasma?. No entendía nada, se vío corriendo hacia la plaza, gritando al viento, esperando escuchar una respuesta.
--¡Hola! ¿alguien puede oirme?
Ya empezaba a oscurecer, al llegar a la plaza del centro, no podía creer lo que sus ojos veían, pues siempre había habido un reloj floral de dos caras en el centro del parque, una cara mirando al este y la otra al oeste, rodeado de pequeñas jardineras con pinos y árboles de distintas clases, pero en su lugar había un enorme faro de al menos quince metros de altura, una estructura magnifica que se erguía imponente y abarcaba por completo el lugar dónde se encontraba el parque, tenía dos estatuas en la entrada; del lado derecho una mujer cuya mirada se dirigía al cielo, tenía un arpa en su mano izquierda y un libro en la mano derecha. Del lado izquierdo de la entrada, estaba la estatua de un hombre de cabello largo, ondulado, sosteniendo un báculo con un cristal en la punta, que sobresalia por su color rojizo, a diferencia de las estatuas y el faro que eran completamente grises; la mirada del hombre estaba dirigida hacia el piso, como observando a quien se atreviese a entrar. En la parte alta del faro se veía una luz, como si un fuego estuviese ardiendo dentro de el.

Blade se apresuró hacia la entrada del faro; un pequeño arco de aproximadamente dos metros de altura, con un marco dorado. Caminó hacia el interior, se podía diatinguir una pequeña fuente en el centro y una escalera que se elevaba rodeando el interior del faro hasta la cima, donde se podía apreciar una puerta. Titubeó un momento antes de dedicirse a subir, conforme subía la escalera, podia distinguir diferentes grabados en las paredes: árboles, personas, estrellas, ríos, montañas, y al llegar a la cima, el último grabado era el de una mujer extendiendo los brazos, con el cabello recubierto en plata al igual que sus ojos.
Se detuvo un momento a observarla, le parecía tan familiar pero a la vez le provocaba un miedo escalofriante. Abrió la puerta que se encontraba al final de la escalera y pudo observar una chimenea con fuego ardiendo en ella, las paredes parecian de un material metalico, doradas por completo lo que hacia que el fuego se reflejase ellas y pareciese que el lugar ardía por completo. Se acercó a la orilla parecía una terraza con ventanales en forma de arcos, sin cristal alguno, podía sentir el viento soplar levemente, y podía observar el pueblo y las montañas sin ningún problema, pero en su interior sabía que esa ya no era su pueblo, solo que no entendía como había llegado ahí.

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⏰ Última actualización: Jun 21, 2015 ⏰

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