Capítulo Siete:

7 3 2
                                    

—No lo sabremos, hasta que lleguemos al lugar—me mira con asombro.

—¿Continuaremos con esto? —se seca un par de lágrimas.

—Ya lo comenzamos, solo falta llegar hasta el final—dirijo mi mirada hacia el suelo—. De todas formas, ¿qué podríamos perder?

—¡Estás demente! —ríe—. Me acabas de afirmar que seguiremos, juntos, en este viaje suicida.

—Tómalo como quieras.

“Han pasado unas semanas o meses, no lo sé; he visto a los científicos muy extraños, están alterados, preocupados y asustado de algo. A Brown lo he visto últimamente muy alterado, que hasta se ha olvidado de mí, los he escuchado hablar sobre una enfermedad o un virus que está acabando, y arrasando con la vida de los humanos y animales.

Ellos están dispuestos a crear una vacuna, para lo que sea que los está matando; de un momento a otro las luces que permanecen colgadas en el techo comienzan a fallar, una alarma empieza a sonar y una luz roja se enciende, los demás experimentos nos observamos con curiosidad, es la primera que algo así sucede en este lugar.

Luego, entre tanto ruido por la alarma, se puede escuchar gritos de temor, algunas cosas quebrándose, sonidos de armas siendo disparadas y unos fuertes gruñidos.

Puedo escuchar muchas pisadas acercándose hacia nuestra dirección, la puerta es abierta con brusquedad, de ella entra una científica junto con un par de hombres armados; se acerca hasta los monitores y comienza a teclear.

Las puertas de nuestras celdas son abiertas, los hombres armados nos apuntan y la científica se voltea a vernos.

—Fueron creados con un propósito, y ese día es hoy—informa con seriedad—. Todos ustedes tienen que asegurarse que todas esas criaturas que están allá afuera mueran.

Hace un leve movimiento de manos, por la puerta entran más hombres armados, pero uno de ellos trae un carrito lleno de muchas armas y municiones.

—Cada uno de ustedes tiene un rastreador, todos nosotros sabremos con exactitud su ubicación, uno de ustedes desobedece nuestras reglas y les aseguro que morirá—finaliza la científica.

—Ustedes fueron gestados para exterminarlos—grita un soldado—. Así que andando.

Tomamos todas las armas posibles, para luego salir a asesinar todo lo que esté en nuestro caminó.”

Salgo de mis pensamientos, me tocó hacer guardia toda la noche, para que April pudiera descansar tranquilamente; el sol ha empezado a salir, puedo ver un par de rayos de él.

April está acostada de lado en una esquina, su cabeza descansa sobre la mochila; me levanto del suelo para caminar hacia ella.

—¡Ya es hora de partir! —exclamo, April se remueve en el suelo.

—¡Voy!

Necesito municiones y nuevas armas; April se levanta del suelo, sacude su ropa, para luego estirarse.

—¿Ya partiremos? —cuestiona, tomo la mochila para colgármela en el hombro.

—¡Sí!

Empezamos a bajar las escaleras sin hacer mucho ruido, al llegar al final de estas nuestras botas nuevamente, vuelven a mojarse por el agua en el suelo, al caminar el agua comienza a emitir sonidos a medida en que avanzamos por ella.

—Tenemos que ir en busca de provisiones y más armas—informo en voz baja.

—¿Qué lugar tienes en mente? —interroga, salimos del edificio en ruinas.

Exterminio: El Comienzo (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora