Capítulo Siete:

7 3 2
                                    

—Cuando tu padre asumió el control del proyecto, yo ya estaba a punto de alcanzar la mayoría de edad. Fue él quien se dedicó a perfeccionarnos. Yo era su favorito; mi cuerpo tenía una capacidad sorprendente para adaptarse rápidamente a todas las pruebas a las que me sometían —ella asintió con la cabeza, entendiendo lo que él decía.

—Pero si posees ADN humano y también de esas criaturas, ¿cómo logras evitar la mutación? —preguntó, levantándose de su asiento, claramente intrigada.

—Para eso necesito administrarme un medicamento esencial que impide que mi cuerpo sufra mutaciones —respondió con seriedad.

—¿Qué sucedería si no lo tuvieras? —preguntó, en sus ojos se podía ver una profunda incertidumbre. 

—Me transformaría en una de esas criaturas salvajes, sin control ni razón.

El ambiente se tornó denso y silencioso, creando una atmósfera palpable de tensión en el aire. Tanto April como yo elegimos no romper el silencio durante varias horas, sumidos en nuestros propios pensamientos. Ella se quedó dormida rápidamente, el cansancio evidentemente agotador, lo que significó que ahora me tocaría a mí mantener la vigilancia durante esta noche.

Con atención aguda, me mantengo alerta ante cualquier posible amenaza que pueda acercarse a nuestro entorno. Cada sonido y movimiento se convierte en un indicador vital de lo que podría surgir en la oscuridad.

Puedo percibir con claridad el desplazamiento de cada uno de los experimentos que nos rodean; distingo sus latidos y ritmos de respiración, una sinfonía casi inquietante que me recuerda la fragilidad de nuestra situación.

Los cazadores, astutos y sigilosos, emergen de sus escondites, listos para iniciar la caza, y mi mente se mantiene enfocada, preparando mis instintos para actuar ante cualquier eventualidad.

La cacería ha dado comienzo. Puedo escuchar sus rugidos profundos y resonantes que llenan la oscuridad de la noche. Estas criaturas se enfrentan entre sí en una feroz lucha por obtener sus presas y marcar sus territorios.

En este delicado equilibrio de la naturaleza, para que una especie pueda prosperar y multiplicarse, otra inevitablemente debe caer. Así de simple y cruda es la realidad de la cadena alimenticia que rige la vida de estos temibles depredadores nocturnos. En este dramático escenario, cada sonido revela la constante batalla por la supervivencia de estos depredadores nocturnos.

“ Al recobrar un poco de mis sentidos, me doy cuenta de que estoy tendido en el suelo de una habitación. Observando con más atención, noto que el techo es de un blanco inmaculado, lo que contribuye a la luminosidad abrumadora que me rodea.

Con cuidado, empiezo a incorporar mi cuerpo, apoyando ambas manos en mi cabeza para sostenerla, ya que un dolor agudo atraviesa mi mente, provocando una sensación de confusión y desconcierto. Al levantar la vista, las paredes que me rodean también son blancas, un tono uniforme que parece reflejar la luz de manera casi hipnótica. Justo frente a mí, se alza un gran espejo que captura mi imagen en un momento en que mi mente aún parece intentar procesar lo que está sucediendo.

Soy plenamente consciente de que estoy siendo observado desde el otro lado, como si fuera un objeto de entretenimiento. Me ven como un juguete al que pueden manipular a su antojo, controlando cada aspecto de mi vida según su voluntad. Para ellos, está más que claro que, al ser los creadores de mi existencia, poseen el derecho de alterar y dirigir mi realidad como lo deseen. Sin embargo, no me considero una persona ingenua.

Reconozco que el reflejo que ven de mí es unidireccional, y soy consciente de que tras esa superficie hay una habitación contigua que les proporciona acceso directo tanto a los observadores como a los sistemas que registran cada uno de mis movimientos y reacciones.

Exterminio: El Comienzo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora