Hilo Rojo [Zodiaco][Omegaverse][Yaoi]

01||Corazones rotos y almas gemelas

La forma más cliché de iniciar una historia de romance es con el despertar del protagonista en el gran inicio del primer día de clases. Si, vamos a hacer exactamente eso, pero un poco diferente.

Cáncer movió a su hermano, pellizcando las esponjosas mejillas del omega menor y picando a los costados del torso con sus dedos. Miró la hora en su teléfono, antes de poner más entusiasmo en sus intentos de despertar a su hermano.

"Vamos, Piscis, vamos, voy a llegar tarde" mordió sus esponjosos labios "Ah, bueno"

Con cuidado, Cáncer apretó la nariz de Piscis con sus dedos índice y pulgar. Cuando el menor estuvo respirando por la boca, coloco encima la palma de su mano contraria. No tuvo que esperar mucho antes de que Piscis despertara por la repentina privación del aire.

"¿Me quieres asesinar?" El chico de cabellos teñidos miró a su hermano, mientras fruncia el ceño.

"Se hace tarde" explicó sin más, revolviendo los ya desordenados rizos de su hermano "Y si no te despierto ahora, no vas a despertar hasta medio día"

Con un ruidoso beso en el cachete de su hermano, Cáncer se despidió. Con rapidez salió de su apartamento, cargando la mochila en un solo hombro y apresuradose a bajar las escaleras, teniendo cuidado de no tropezar.

Cáncer y Piscis eran hermanos, provenían del campo pero estudiaban en la ciudad. Sus padres los apoyaban enviando dinero, y ellos hacían lo que podían, estudiando para conseguir becas mayores y haciendo actividades extracurriculares para disminuir el coste de las colegiaturas. Aún así, definitivamente no podían derrochar dinero, así que vivían en un pequeño edificio de apartamentos en la zona media baja de la ciudad. No era grande, solamente unos tres pisos con dos apartamentos por piso, sin elevadores o seguridad. Y quedaba lejos de su instituto, privado y en una zona bastante lujosa, por lo que si querían llegar temprano o a tiempo debían salir con, al menos, hora y media de antelación.

Cáncer era parte del consejo estudiantil, más que nada por que eso significaba algunos pequeños beneficios (como almuerzo gratis ciertos días) que al final se sumaba en un ahorro significativo, por lo que debía llegar como mínimo media hora antes de las clases. Y, bueno, se acercaba un gran evento de aniversario, lo que significaba más horas en la escuela, por lo cual no solía ir junto a su hermano de camino al instituto... o de regreso.

Un par de vistazos a su teléfono (de baja gama y algo viejo... ¡pero todavía servía!) le dijo que debía acelerar el paso. Serpenteando entre las otras personas ocupadas y con prisa logró llegar a la parada del transporte. La fila era inmensa, pero siempre podía ir parado. El chófer rodó los ojos al ver su boleto de estudiante, y lo dejó pasar. Mentalmente Cáncer suspiro de alivio, no traía suficiente dinero para pagar el transporte público y comer, los dos juntos. Era uno u otro y a Cáncer le gustaba tener algo de comida en el estómago, muchas gracias.

Después de media hora de viaje, lleno de codos chocando contra él, empujes y (probablemente, esperemos que no) manos en su trasero, logró llegar al segundo paradero. Porque así les pasa a las personas de baja economía (couf, couf, pobres, couf, couf), deben tomar doble transporte (y caminar, Dios mío) para llegar a esas escuelas en lugares donde nadie usa transporte público, porque son demasiados ricos y todos tienen carro.

Pero bueno, ellos habían escogido el lugar (ni tanto, pero les habían ofrecido una beca por un programa para hacerse los salvadores de pobres, y ni tontos ni con vergüenza se aferraron a la oportunidad) y tocaba apretar los dientes y aguantar.

El segundo trayecto fue más tranquilo. No mucha gente iba por esos rumbos en esa forma, así que hasta pudo ir sentado (wow, que logró, ahora te aplaudimos y te hacemos una fiesta, burro). Al bajar solo quedaba una caminata de diez minutos, aproximadamente, y listo, instituto dulce instituto (vamos, bonito, llegas tarde, menos nubes más movimiento de piernas).