Parte 9 FINAL

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Algo iba mal.

Llandel volvía en coche desde el aeropuerto mirando el reloj constantemente. Había tenido que quedarse en Nueva York un día más, lo que no habría sido ningún problema si no hubiera sido porque le había parecido que __________ estaba rara por teléfono la noche anterior.

Aunque había intentado disimularlo, Llandel se había dado cuenta de que estaba muy cansada últimamente. De repente, el pánico se apoderó de él. ¿Estaría enferma? No, seguro que no.

Entonces, la única posibilidad era que __________ se hubiera enamorado de él y no se atreviera a decírselo. Llandel supuso que se iba a sentir mal ante la posibilidad, pero al imaginarse a __________ diciéndole «te quiero», sintió una agradable calidez.

¿Y por qué no? Estaban casados. Se suponía que tenía que quererlo pues era su esposa. Llandel decidió que aquella noche hablarían sinceramente de sus sentimientos y tuvo que admitirse a sí mismo que por primera vez en su vida echaba de menos a una mujer. Echaba de menos a __________. Cuando entró en el palacio, encontró a ___________ en la terraza, muy nerviosa. ¿De verdad decirle que le quería se le hacía tan difícil?

___________ estaba de pie en la terraza y lo vio acercarse. Tuvo que poner las manos a la espalda para que Llandel no se diera cuenta de que le temblaban. Se dijo que iba a hacer lo correcto, lo único que podía hacer. Sería mucho más fácil si no estuviera enamorada de él.

Llandel se acercó a ella y la besó en la boca. __________ le devolvió el beso, pero brevemente. Llandel la miró extrañado.

—¿Quieres comer ya? —le preguntó __________ señalando la mesa.

Entendía perfectamente que Llandel estuviera alucinado pues lo normal entre ellos durante los últimos meses había sido que, cada vez que se veían, se arrancaran las ropas el uno al otro e hicieran el amor.

—Te pasa algo. —anunció Llandel.— Me doy cuenta perfectamente. Habla.

—Yo... necesito hablar contigo.

—Muy bien, te escucho.

—No es fácil...

—Sea lo que sea, suéltalo. Te escucho.

—Quiero el divorcio. —le espetó __________.

Llandel se quedó en silencio.

—¿Estás de broma?

—No... Este matrimonio no funciona. Quiero el divorcio. —insistió ________.

—¿Cómo me dices que nuestro matrimonio no funciona cuando nos acostamos varias veces al día?

—Eso es sólo sexo, Llandel. Se supone que el matrimonio es mucho más.

—Nuestro matrimonio es mucho más y lo sabes.

Era cierto, pero __________ sabía que tenía que hacer lo que tenía que hacer.

—No quiero seguir casada.

—¿Por qué?

—Por primera vez en mi vida he podido hacer lo que siempre quise hacer y estoy encantada. Quiero ser libre. —contestó __________ apartando la mirada.

Al instante, sintió que lo que habían compartido desaparecía, dejándola con una terrible sensación de pérdida y de desolación.

—¿Por qué te extrañas tanto? —continuó decidiendo que era lo único que podía hacer.— Acabo de descubrir la vida. Quiero hacer muchas cosas y no las puedo hacer estando casada.

_________ esperaba que Llandel hablara, gritara, hiciera o dijera algo, pero Llandel permaneció en silencio. __________ se dijo que era imposible que le estuviera haciendo daño porque Llandel no estaba enamorado de ella.

SIN NOCHE DE BODASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora