3. El verbo ser y el verbo estar

3.2K 333 231
                                    

📅 AL DIA SIGUIENTE

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

📅 AL DIA SIGUIENTE

Brahim me ha preguntado como me fue ayer la primera clase que di con Lorena, así que he acabado contándoselo todo. De mis compañeros, él es con quien más confianza tengo y a quien prácticamente le cuento todo. Lo que recibo por su parte al terminar de hablar, es una palmada en el hombro a la par que una mirada confundida.

-Creí que te gustaba esa chica -me dice él nada más terminar mi relato.

-Y me gusta -le admito de nuevo, pues pensaba que solo había sido producto de mi imaginación ese pequeño "encaprichamiento" por Lorena, y resulta que si que me atrae.

-Pues yo a las tías que me gustan, no las dejo plantadas para irme a hablar con la de recursos humanos. Y más con esa, que le tira a todo lo que se menea. 

-Me estaba pidiendo una camiseta para su sobrino -le respondo intentando justificarme de alguna manera, algo que Brahim no parece creer a juzgar por como niega con su cabeza.

-De verdad, Jude, que a veces eras gilipollas. La rubia podía ir y pedírsela al encargado del almacén, que pareces tonto, tío.

Brahim se da la vuelta para hacer otra de las series moviendo su cabeza de un lado a otro. Me quedo repasando en mi cabeza sus palabras y admitiendo que el dejar plantado a Lorena fue un olvido imperdonable. Y a juzgar por como ella me miraba, será algo que ella no olvide en mucho tiempo.

Me entrego a tope en el entrenamiento, el cual dura una hora más. Para cuando finaliza, estoy tan reventado que lo único que quiero es ducharme. Me dirijo hacia los vestuarios con Brahim, seguido de Eduardo Camavinga y de Vini, que siguen con el mismo buen rollo que cuando empezamos. 

-Oye, Jude, ¿te vienes a comer con nosotros? hay un nuevo sitio bastante interesante en Las Rozas -niego con mi cabeza a la propuesta del brasileño, el cual se muestra perplejo por mi reacción, pues siempre me uno a sus planes.

-Lo siento, chicos, he quedado -entramos en el vestuario y me dirijo directamente a mi taquilla para coger mis cosas y ducharme. Vini me da un golpe en la espalda que casi me hace trastabillar hacia adelante.

-¿La conocemos? -tanto Eduardo como él se sitúan uno al lado del otro, esperando mi respuesta. Una pequeña sonrisa se escapa de mis labios, una que no debería tener pues no me apetece compartir lo de mis clases con ellos. 

-Voy a ducharme.

Ellos me silban y muevo mi cabeza riéndome. Me dirijo hacia la ducha después de comprobar que tengo 20 minutos para ducharme e ir hacia la clase. Si vuelvo a dejar plantada a Lorena, estoy seguro de que no me va a perdonar.

Sobrándome 5 minutos, apuro mis pasos hasta la sala de descanso donde vamos a dar las clases. Por el camino voy saludando a algunos empleados. Dicen que me he adaptado muy deprisa al equipo, pero, cuando te hacen las cosas tan fáciles como el Real Madrid, esa adaptación no es nada complicada.

Betrayal - Jude BellinghamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora