¿Amar es suficiente?

400 56 7
                                    


Aphelios está furioso. Le manda un mensaje a Sett diciendo "tenemos que hablar, te veo en la casa".

Camina unos pasos hasta visualizar su edificio cuando siente que alguien está detrás de él. Voltea para encontrarse con su mejor amigo peliblanco, Zed.

— Phel, hasta que te alcance — dice el chico caminando a paso veloz.

— Zed, no tengo ánimos de recibir consejos — se queja el pelinegro como niño chiquito. Zed al ser mayor que él por dos años, en la preparatoria lo veía como su superior, pero ahora eran mejores amigos.

— Cállate llorón, no te voy a regañar ni nada. Solo quiero acompañarte a casa — le dice Zed, poniendo una mano en su espalda baja. Aphelios solo asiente.

Los dos empiezan a caminar.

— ¿En serio saliste con él hoy? — pregunta Aphelios, sin soportar más la curiosidad.

— ¿Lo dudas?

— Pues...

— Si, salí con él hoy — le contesta la pregunta, mientras mete sus manos en su chaqueta. Aphelios mira con envidia como su amigo no pasa frío mientras él empieza a notar lo helada que está la noche.

— Te he dicho mil veces que siempre traigas algo con que abrigarte — se queja Zed, empezando a quitarse la chaqueta.

— N-no, no te preocupes — dice Aphelios apenado. Su cuerpo se endereza cuando siente una sudadera muchísimo más grande que la de su amigo por encima de su cabeza. Reconoce el olor así que solo se la pone. Cuando se la termina de poner, voltea para encontrar a Sett con sus orejas abajo. Su ceño se frunció al instante.

— Si necesitas ayuda, solo llamame y con gusto vendré — dice Zed, mirando hacia la noche estrellada. Habían llegado a la entrada de su edificio y Sett los había alcanzado. Aphelios asintió, despidiendo a su mejor amigo.

Cuando Zed se perdió a la distancia, el pelinegro volteó a ver a Sett con una mueca de molestia.

— Phel...

— Vamos arriba — interrumpe Aphelios entrando al edificio en completo silencio. Sett lo sigue con sus orejas abajo.

— Oye, Sett — llama al pelirrojo cuando los dos se encuentran sentados en el sofá de la sala. Llevaban unos tres minutos sin decir nada.

— ¿Qué pasa?

— ¿Recuerdas que me dijiste que estabas enamorado de mí la primera vez? — pregunta mientras ambos se pierden en sus recuerdos. Había sido muy penoso para ambos declararse.

— Sí, claro que lo recuerdo, mooncake — respondió mientras Aphelios sufría un escalofrío por el apodo.

— ¿Y que nunca me engañarías?

— También lo recuerdo.

— Entonces, ¿por qué no me dijiste lo de Ahri? — pregunto directo. Sett sabía que iba a llegar a esto así que guardó silencio —. ¿Qué pasa, ahora no dirás nada? — comenzó a molestarse. Sabía que tenía que controlar sus emociones, pero ya estaban empezando a ahogarlo.

— Lo siento, Aphelios. No quería mentirte.

— ¿Por qué no me lo dijiste?

— Porque sabía que te ibas a enojar — Aphelios se levanta del sofá cuando escucha eso.

— ¡Efectivamente estoy enojado pero por otra cosa! ¿Cómo pudiste mentirme sobre algo tan importante? — pregunta tomando sus cabellos en sus manos.

— No quería perderte.

— ¡Ya me has perdido!

— ¡No, no te he perdido! — gritó levantándose también del sofá para tomarlo de las mejillas — . Te amo, Aphelios. Nunca te engañaría — le dice con tanta convicción.

— No puedo creer que me hayas hecho esto, también te amo Sett, pero no puedo tomarme a la ligera el que me hayas mentido — empieza alejarse de él.

— Por favor, escúchame — con cada paso que el chico pelinegro daba, Sett se acercaba a él.

— No tengo nada que escucharte.

— ¿Y tú? ¿Qué es esa marca en tu cuello? ¿Y ese estúpido collar con Kayn? — pregunta molesto Sett, apuntando donde Aphelios tiene un chupete.

— Eres un idiota, Sett. Sin duda, un gran idiota — gruñe Aphelios molesto, tapando su chupete con una de sus manos —. ¿En serio no recuerdas que eres un animal y te encanta hacerme marcas estúpidas? ¿Y que tiene el maldito collar? ¿Alguna vez me pones atención cuando te cuento sobre mis amigos? — pregunta acelerado.

Sett tiene el descaro de sonrojarse, recordando que hace dos días habían tenido relaciones. Sus celos habían nublado su mente también, olvidado que Aphelios le había comentado que Sona había comprado collares iguales para todo su equipo.

— Creo que tienes que irte, ahora no quiero verte... — susurra Aphelios, con la cabeza agachada.

— Está bien, respetaré eso. Si eso es lo que quieres. Sé que las cosas están muy calientes ahorita mismo— dice Sett teniendo la mirada baja—, mañana vendré a hablar sobre esto. 

Sett sale del departamento. Aphelios se queda parado en el medio de la habitación, mirando la puerta por donde se fue Sett con una expresión de dolor en el rostro.

El amor que fortalece [SettPhel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora