CAPITULO 33

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Varias décadas atrás

La vida para el considerado Rey de los demonios era sin duda un juego, pero en esos momentos era sin duda aburrida y monótona.

Se había infiltrado de nuevo en uns familia humana, ahora teniendo la apariencia de un adolescente el cual desgraciadamente tenía una extraña enfermedad que no le permitía salir de su lugar de descanso,

— Joven maestro — le hablo la anciana que siempre lo cuidaba

— ¿Que pasa Suzuki-san? — cuestiono con una fingida sonrisa que para la anciana y toda la gente era honesta y sincera.

La abuela se sonrió — Mi niño como puedes ver me estoy haciendo mayor puede que en algunos años ya no te pueda cuidar.

— No diga eso Suzuki-san — le dijo con un tono fingido de preocupación mientras le tomaba la mano aunque por dentro quisiera arrancarla.

— Nadie es eterno pequeño — contesto con una dulce sonrisa.

— "Se equivoca anciana, yo soy y siempre seré eterno" — pensó el demonio divertido ante ese absurdo pensamiento — Pero... ¿Que haré sin ti? — aunque quiera reírse tiene un papel que mantener.

— No tiene de que preocuparse hablé con si honorable padre y acepto que a partir de mañana pueda traer ayuda.

— "Que bien ahora tendré que soportar a otro patético humano" — se quejo mentalmente mientras que en el exterior sonreía — Si esto te ayuda no hay problema para mí.

Ese mañana llegó demasiado rápido para el gusto de Muzan otra noche más donde no encontraba alguna pista del lirio azul, no paso mucho hasta que alguien llamo sabiendo quién era permitió la entrada.

Lo que para Muzan antes habría sido una molestia cambio significativamente al ver quién entraba, si era la anciana Suzuki pero a su lado se encontraba lo que para el era lo más cercano a la perfección.

— Joven maestro — la irritante voz de la anciana lo saco de sus pensamientos. — Le presentó a mi nieta menor, vamos pequeña preséntate.

— Mucho gusto conocerlo joven maestro — se presentó con una suave voz — Mi nombre es Yumiko Suzuki.

Yumiko era una joven muchacha siendo menor que el (más bien de la apariencia que usaba) por un año, su largo cabello estaba suelto era de un bello color negro igual a la noche en la cual caminaba con seguridad, su piel era pálida como la luna mientras que en sus mejillas un suave rosa las adornaba, pero lo que lo cautivo aún más fueron sus ojos azules tan bellos y brillantes que incluso la gema más valiosa tendría envidia de ellos.

Así pasaron los días, luego semanas, meses en los cuales la pequeña Yumiko cuidaba del sin saberlo el rey de los demonios, quién para su frustración disfrutaba de su cuidado y presencia.

Ella siempre sonreía con alegría cuando estaba a su lado, además de que lo miraba con verdadero cariño, no con lástima como lo demás empleados, siempre le contaba bellas historias algunas cosas que hacia cuando no trabajaba en la casa cosas insignificantes para algunos pero que el escucharía solo por ser ella.

Un día la vio rezando por lo que le pregunto si algo le pasaba.

— No es nada... Solo que últimamente han habidos varios asesinatos.

Al parecer uno de los subordinados de Muzan se la pasaba rodando por el pueblo.

— Tranquila — le dijo mientras acariciaba su cabeza disfrutando de lo suave que era su cabello — Estoy seguro que no te pasará nada "Y yo me encargaré de ello si alguno te llega a tocar..."

¡Cásate Conmigo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora