Regla#1: Acepta y afronta las críticas.

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Pega su pubis a mí entre pierna intentando que mi pene penetre completamente en ella, pero la tomo de la cintura evitando que logre su objetivo.

-Si quieres más debes ganártelo, cariño.

-Más, por favor, más.

-¿Más?

-Sí.

-¿Mucho más?

-Sí señor Payne, por favor.

Doy un par de embestidas y luego entro completamente en ella, la morena maúlla y se retuerce del placer mientras mi polla sigue haciendo su trabajo.

Siento el orgasmo venir así que acelero las embestidas, Bianca, Clara, Darla, como se llame, nota que estoy a punto de llegar y habla.

-En mi boca señor Payne.- La miro confundido por lo que repite -.Termine en mi boca.

Lo dice con tal grado de excitación que logra ponerme más duro. Salgo de ella y la chica se arrodilla enfrente de mí abriendo la boca. Uno, dos, tres movimientos y vacío el líquido blanco en su boca, me muestra mi obra maestra antes de tragar, seguido de eso empieza chupar mi polla hasta que se suaviza.

-Excelente presentación, cariño. -La ayudo a ponerse de pie y ríe.

-Es un gran cumplido viniendo de usted.

-Eso ya lo sé.- Comienzo a buscar mi ropa que esta regada por todo la oficina, lo hago de manera lenta porque sé que no vino solo para que la follara, vino por algo más, vino por lo que más de la mitad estudiantes mujeres vienen a verme.

-Amm, se, señor Payne...

Dándole la espalda respondo.-Dime.

-Podría, bueno, ya sabe...- me inclino detrás del escritorio y saco mi pantalón y sus pantaletas.

-Estas son tuyas, primor.-Doy vuelta y se las arrojó, torpemente las atrapa, está nerviosa, como la mayoría,
como todos.

Mientras fajo mi camisa volteo a verla, inmediatamente ella mira por toda la habitación tratando de encontrar su brasier, ahora se siente intimidada, esta desnuda en una habitación solo conmigo, tratando de hacer la pregunta
que puede salvar toda su carrera.

-Cariño, no tengo todo el día y tu brasier esta justo detrás de ti, ¿qué pasa?

Gira, rápidamente lo toma y se coloca su ropa interior. Mientras se sigue vistiendo yo abrocho mis zapatos y levanto las cosas que están regadas por el piso. Cuando termino de re-acomodar mi escritorio ella ya esta vestida, nerviosamente se para enfrente del escritorio y juguetea con sus dedos. Me recargo en el respaldo de la silla y coloco mis manos en mi estomago entrelazando los dedos esperando lo que viene.

-Señor Payne, bueno, la verdad yo venía porque, pues, quería saber su opinión sobre mí, bueno, no sobre mí, sino de mi técnica, mi interpretación y algunos consejos que usted pueda darme para, ya sabe, mejorar.

En ningún momento rompo el contacto visual con ella, incluso cuando termina de hablar, pero cuando creo que debo sentirme orgulloso por su
valentía rápidamente mira hacia otro lado, vamos cariño, solo faltaba un
segundo.

-¿Entonces crees que con un polvo yo te daré una crítica?

Se queda helada y sus nervios aumentan, lo sé porque su respiración se acelera, me encanta ponerlas
en esta situación, me divierte ver sus reacciones. Me encantaría seguir así
pero me estoy muriendo de hambre y a esta hora las calles Nueva York están
atascadas de autos.

JuilliardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora