Capítulo ★ cuatro.

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Jungkook estaba sentado a la mesa de roble de su despacho, mirando la pantalla del ordenador

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Jungkook estaba sentado a la mesa de roble de su despacho, mirando la pantalla del ordenador. Llevaba desde primera hora de la mañana queriendo escribir algo, tratando de organizar el trabajo que tenía entre manos y darle algo de coherencia, pero se le iba la cabeza. Se inclinó hacia delante y trató de leer la página que acababa de escribir, pero se le juntaban las palabras.

Apenas había dormido. Se había despertado a las cinco con los ojos somnolientos y enrojecidos. Hacía días que no dormía bien. Había intentado volver a dormir por la mañana, pero después de estar ahí tumbado en la cama, pensando en Taehyung durante una hora, se había levantado, se había duchado y había vuelto a llegar al orgasmo bajo el chorro de agua caliente.

Se notaba el pene erecto, duro.

Esto era cada vez más ridículo. Desde que lo había conocido se había masturbado cada día, varias veces al día. Y había empeorado desde que mantuvo la conversación telefónica de la noche anterior. Era demasiado excitante hablar con el sobre sus deseos. Igual que lo fue oír la rabia en su voz e imaginarse cómo se las apañaría para aplacarlo. Había tenido erecciones nocturnas constantes, como si estuviera en un anuncio de Viagra maquiavélico.

Joder, ese chico era como una especie de diablo que también invadía sus sueños y demasiados despertares también. No veía el momento de ponerle las manos encima. De acabar con esas peleas y apagarle la rabia que llevaba dentro.

Atarlo.

Azotarlo.

«Oh, sí.»

El pene se le empinó de solo pensarlo.

Tenía que controlarse.

Tenía que controlarlo a el también.

Gimió.

«Necesito verlo.»

¿Por qué luchaba contra esa sensación? Cuando quería algo, lo hacía y listos. ¿Por qué debería ser eso distinto?

Quizá porque verlo antes de la fecha convenida iba contra su protocolo habitual. Alteraba el patrón de la relación dominante/sumiso, por muy casual que fuera la conexión.

Y a él, esto no se le antojaba muy casual.
Joder. Lo llamaría. No pasaba nada por sorprenderlo, de todos modos. Y revolucionarlo un poco.

Sintiéndose que controlaba más la situación, cogió el teléfono móvil y marcó su número. Notó su respiración al otro lado del teléfono al descolgar.

- ¿Jungkook?

Ah, sí. Esa encantadora voz entrecortada.

- Taehyung. ¿Qué tal va la mañana?

- Son las ocho.

- Exacto.

- ¿Siempre llamas a la gente tan temprano?

the limit of pleasure ★ kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora