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Miré por la ventana del auto y suspiré

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Miré por la ventana del auto y suspiré.

Después de tanto tiempo volví al lugar que me vio crecer. Haber vivido un tiempo fuera de la ciudad por temas familiares no había sido nada fácil. El divorcio de mis padres se había prolongado más de lo planeado y no estaba segura de querer estar presente en ese caos, pero aún así encontré la manera de salir ilesa emocionalmente de la situación.

Los tramites para continuar la universidad en otra ciudad se complicaron, pero afortunadamente me fue validado el tiempo de estudio para continuarlos en Atlanta.

A mis veintiún años estaba de regreso al lugar donde por tanto tiempo grabé los mejores recuerdos de mi vida. Y es que estudiar fotografía no era nada fácil, prosperar en esta carrera era sin duda tener a Dios de tu lado, la familia nunca estuvo de acuerdo con mi decisión, pues todos eran grandes empresarios de renombre y esperaban que yo siguiera sus pasos, pero para su sorpresa mis pasiones eran totalmente lo opuesto a ellos. Tardaron mucho tiempo en aceptarlo, y aunque no me importaba si lo hacían, era grato tener su apoyo.

Incluso cuando supieron qué soy lesbiana se lo tomaron mucho mejor. No logré entenderlo en su momento, mucho menos ahora, pero el sentimiento de aceptación por parte de los seres que amas es reconfortante.

Nunca había tenido una novia o algo parecido. En mi mente siempre se mantuvo el recuerdo de aquella promesa que hice hace más de diez años, cualquiera que me escuchara pensaría que soy realmente estúpida al mantener un recuerdo de una mujer que lo más probable es que en estos momentos esté casada y con hijos, y tampoco es que ella sido tan culta, claro que tuve encuentros con otras mujeres, pero me era imposible olvidarla cuando fue mi primer enamoramiento, fue ella quién me hizo darme cuenta sobre mis preferencias. A lo largo de los años su recuerdo se ha mantenido presente en mi cabeza, su imagen, su olor, su sonrisa, todo. Me es imposible olvidar ese rostro tan angelical y esa sonrisa de corazón que me embobada cuando era una niña.

Pero con todas esas adversidades, y aunque una parte de mí lo negara, sabía muy adentro que aún mantenía la esperanza de volverla a ver y que ella aún me recordara después de tantos años.

Parpadeé un poco aturdida por mis pensamientos, y cuando fijé la vista al frente vi después de tanto tiempo el hogar, si es que así podía seguirlo llamando, que me llenó de felicidad cuando era una niña.

—Cariño... —anonadada, giré rápidamente para ver a mi madre justo a mi lado con una sonrisa.

—Lo siento, estoy un poco aturdida. —confesé devolviéndole la sonrisa.

—Entiendo que ahora las cosas serán diferentes, pero ya te irás acostumbrado poco a poco a este cambio, ahora, ¿Quieres entrar? —asentí levemente y seguí los pasos de mi madre saliendo del auto y recorriendo por el largo jardín que daba paso hacia la casa.

Cuando me dio paso adentro un sin fin de recuerdos me inundaron, lo que pareció ser una eternidad fuera de casa, era tan solo un año, pero se sintieron como una.

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⏰ Última actualización: Jun 14 ⏰

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