𝐆𝐨𝐧𝐞𝐫 ┃sʜɪɴ sᴏᴜᴋᴏᴋᴜ

I'm a goner

Aquel día se vio, Atsushi notó cómo logró herirlo con simples palabras, claramente no fue su intención, tal vez solo ocurrió en el momento, tal vez solo fué un segundo, pero su reacción fue tan distinta, tan ajena a él que no era normal, definitivamente no.

Akutagawa tenía problemas con lo que dijeran, había palabras que lograban calmarlo, habían palabras que lo hacían perder la cabeza, es sorprendente que solo simples palabras tenían más impacto en él que cualquier acción.

Pero nunca de cualquier persona.

Era de esperar, pues sólo quería el reconocimiento de Dazai y eso era todo lo que buscaba, no había nada más que le importará.

Solo reconocimiento.

Tal vez un "Estoy orgulloso de tí".

Suena tan simple pero es muy complicado, nada es como lo parece, hay expectativas muy altas en él, nombres que no están con él y calles que jamás hablaran de él.

Existe una gran infinidad de cosas que no ha escuchado y otras que jamás dirá, muchas solo ocurren en sueños y otras solo la muerte las oirá.

Es tan difícil que significa todo para Akutagawa, porque no hay ninguna acción que tenga el mismo efecto que una sola frase.

—¡Que sorprendente, lo hizo bien! —mencionó una vez el menor.

Pero claro que el reconocimiento de un extraño no era nada. Por eso no importaron los halagos del jóven rubio, Kenji.

—Akutagawa-san es el mejor —mencionó una vez aquella rubia que continuamente lo alababa, que gustaba de él. Tal vez por eso no importo lo que dijo, tal vez por eso solo se molestó más aquel día.

Porque para Akutagawa el juicio de Higuchi estaba nublado. No tenía valor.

Al igual que él.

Y de nadie más podia aceptar una crítica, un reconocimiento, pues no le parecía justo.

Comenzaba a sentirse perdido.

Solo su mentor podía juzgarlo sin mentiras, conociendo sus inicios y defectos, sus caídas y sus logros.

O así lo creía. Cuando menos lo esperaba, distraído y sin pensar Atsushi le dedicó una frase similar a la que esperaba.

—Akutagawa has mejorado bastante.

—¿Qué dijiste Jinko?

Ese día busco la mirada de su rival, busco señales de mentira e ironía, busco y busco porque el mismo no creía lo que escuchaba.

Entendía que no había razón en sus palabras, pero sólo había reconocimiento sincero, solo dijo lo que pensó, solo lo dijo y no mintió en lo que pensaba.

—Será una misión difícil para los dos —dijo un día su mentor mientras les asignaba una misión.

Akutagawa estaba nervioso, pues la misión sonaba irreal debido a su dificultad.

Era débil. Pero no puede demostrarlo.

—Hey, confío en tí y todo estará bien —le dijo el albino momentos más tarde.

Cada vez que veía su mirada podía ver su sinceridad animandolo y eso era extraño, no estaba acostumbrado, era una emoción que lo animaba a mejorar, que le decía que todo lo que hacía tenía propósito, aún si él mismo no lo creyera.

Pero Atsushi si. Su rival. Aquel chico que vio sus fallas, que lo vio derrotado y humillado, aquel que en ocasiones pelea a su lado.

Era increíble que solo bastará eso para hacer dudar al chico, pues la confusión se apoderó de su mente y Atsushi solo se limitó a observarlo.

El perro de la Port Mafia estaba perdido por completo en sus pensamientos, le impacto realmente que llegó a sentirse bien por un momento, porque por unos segundos sintió una calidez extraña en él, sintió cosas que se niega a describir, pues según él, suena fuera de sí.

—Se terminó.

—Si, lo logramos.

Sin darse cuenta sus esfuerzos cambiaron de objetivo. Sus momentos esperados para lucirse se basaban en batallas donde la agencia estuviera involucrada, más específicamente el chico tigre.

Porque ahora le importaba la opinión de Atsushi. Claramente no lo admitiría, a menos de ser muy necesario, sin embargo el chico era su nueva razón de mejorar, porque él no tiene razones para engañarlo.

—¿En serio ya van 5 meses sin matar a nadie?

—Si, te dije que yo cumplo mis promesas.

—Me sorprende, creo que debi creerte, ya solo falta un més y yo estoy tratando de mejorar para enfrentarme a tí.

—Yo te ganaré y demostrare que soy mejor.

—Eso ya lo veremos, de igual forma me esforzaré.

Atsushi era un rival que lo reconocía con honestidad. Y eso era más de lo que podía imaginar.

Sintió que valía, que tenía derecho a vivir una vida, o al menos lo que resta de está.

—Akutagawa —dijo una noche después de una batalla mientras estaban sentados frente al mar mirando la luna— ¿qué crees que pasé después de los 6 meses?

—Te ganaré.

—¿Pero después?, ¿qué pasará?, ¿qué será lo qué ganas tú?, ¿qué esperas?, ¿qué quieres?

—Haces muchas preguntas.

—Lo siento.

—Lo que quiero es reconocimiento.

—Ah, lo había olvidado —porque Atsushi también había pensado en eso, una explicación no vendría mal, después de todo, su vida estaba involucrada—¿el reconocimiento de Dazai?

—Si —entonces vio que estaba en lo cierto.

—Ya veo. ¿Sabes que no necesitas su reconocimiento?

Atsushi sabía que Dazai por su parte se mantendría igual, no lo reconocería, pues ya lo hizo una vez. "Simplemente Akutagawa no tiene que saberlo, así mejorará más. Así se esforzará más"

—Y tú buscas el derecho a vivir.

—Así es, ¿no es casi lo mismo?

—Ah, supongo que no lo había pensado de esa manera.

—No somos tan diferentes después de todo.

Pues tenía razón. Comenzaba a aceptar y aprender de lo que le hablará el albino, cada vez sin menos dudas, pues tenía razones válidas.

También él se había ganado su respeto y reconocimiento por parte de Akutagawa.

Entonces finalmente tuvo el valor de decirlo.

—Jinko —la indecisión siempre estaba presente, una inseguridad que siempre conservará, pero valía la pena intentar— tú también has mejorado bastante.

—Gracias —su sonrisa respondía mejor que sus palabras, pues Atsushi sonrió tan lindo, estaba realmente conmovido por las palabras de su compañero, causando que ambos sintieran la misma calidez de aquel día.

Juntos podían curarse, poco a poco podían sanarse, a su debido tiempo y sin presiones.

Porque cada uno tenía la clave para curar al otro, porque se entendían perfectamente, y por eso mismo entendían como se sentía su compañero a la perfección.

Entonces juntos tendrían su salvación.