James: El baile de invierno

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3 de diciembre, 2021.


El año que precedía al último año de secundaria era el mejor de todos por opinión popular. O bueno, en realidad solo era la opinión de James pero él estaba ciegamente convencido de que el resto lo creía de igual manera. Es decir, no estaban todas las preocupaciones sobre qué elegirías ser por el resto de tu vida o, si tenías el talento suficiente en algo como para conseguir una beca o la suerte de que tus padres estuvieran forrados, a qué universidad irías al terminar la secundaria. No, pensaba James mientras observaba el paisaje ignorando adrede la conversación de sus amigos en aquel momento. Ya habrá momento para preocuparse por ser adulto

—¡Vamos, Jamie! —ladró uno de los chicos golpeando amistosamente su espalda, regresándolo a la realidad. 

Hubo un quejido colectivo cuando los cinco chicos se bajaron del auto y enfrentaron el frío de principios de diciembre. Entre aullidos de júbilo y risas tontas por simplemente nada, se apresuraron a ingresar a la escuela, camino hacia el gimnasio donde cada invierno se celebraba El baile de Invierno. 

Grimson era un pueblito conocido por apegarse a las costumbres y la secundaria del centro no era diferente al resto del lugar. 

James observó distraídamente por encima de las cabezas que ya comenzaban a apilarse unas junto a otras en la pista de baile buscando una cabellera castaña o una mirada tan oscura como brillante. El pensamiento le sacó una sonrisa que hizo que Scotty, el más alto entre el grupo de adolescentes, se burlara de él con una risotada. 

—Déjala respirar un poco, compañero —sonrió Scotty entre palabras, sacudiéndole el cabello como un hermano mayor. 

Por la actitud tan risueña James sospechó que el rubio había estado bebiendo nuevamente pero lo dejó ser. Acomodó su chaqueta azul y blanca del equipo de fútbol, como si estuviera buscando una excusa para no sentirse culpable y, cuando una rubia de primer año los saludó batiendo las pestañas y sonriendo como un niño en Navidad, se relajó una vez más. Nunca se metían en problemas. Jamás. Eran lo suficiente dedicados como para que los profesores y los adultos de Grimson dijeran nada en contra de ellos pero al mismo tiempo cumplían con los requisitos mínimos para mantenerse en la parte más alta de la jerarquía adolescente americana. 

Estarían bien. 

—... escuché que la profesora Sanders y el entrenador Marty están saliendo. 

James frunció el ceño hacia Peter, el más novato en su grupo de amigos. 

—¿Y tú cómo sabes eso?

—Inez —respondió simplemente, encogiéndose de hombros. 

Los cuatro chicos rieron y James negó en silencio con una sonrisa resignada. 

Inez era la persona más sociable que había pisado los corredores de la Secundaria Grimson's Hill. A menudo la información que ella brindaba estaba algo (muy) tergiversada pero nadie tenía el valor suficiente de ignorarla, mucho menos contradecirla. Como James, su hermana pequeña era increíblemente inteligente, carismática y demasiado fácil de apreciar. No había alma en Grimson que se resistiera a los hermanos Murray. 

Claro que eran prácticamente opuestos. 

Donde Inez era habladora y ruidosa, James prefería ser más reservado y observador. Ella estaba encantada de ser el centro de atención a donde fuera mientras que él se contentaba con pasar desapercibido y apreciar los momentos desde su usual calma. Sin embargo, era una suerte que ambos se llevaran de maravillas. 

Al menos eso mantenía a James fuera de los chismes que corrían entre los estudiantes. 

Los minutos pasaron entre conversaciones tranquilas y algunos tragos de lo que en un inicio debería haber sido un ponche apto para todas las edades pero que —definitivamente— alguien había adulterado con alcohol en el transcurso de la noche. La música no estaba mal tampoco, alternándose entre clásicos de los años ochenta y noventa con otros éxitos más actuales y la gente parecía estar pasándoselo bien. James miró por décima vez en la última media hora la pantalla de su móvil para chequear la hora sin mirar realmente. Le gustaba pasar tiempo con sus amigos pero con el paso del tiempo la ansiedad comenzó a escalar por su cuerpo con un hormigueo incesante que le hacía golpear el suelo con su pie derecho y apretar los puños en los bolsillos de sus jeans. 

Sin aguantar otro momento, James se excusó vagamente con sus amigos con la idea de ir al baño cuando la encontró. 

Se preguntó cómo es que no la había visto antes pero lo cierto era que más gente de la usual había asistido a la fiesta y ella estaba justo al otro lado del gimnasio. Bailando con un chico. No pudo controlarse cuando su ceño se frunció ante la imagen pero se sacudió levemente para desprenderse de la extraña sensación que le apretó el estómago. Nunca había sido una persona celosa y no comenzaría a serlo ahora. Caminó entre las personas que se movían al ritmo de Don't Stop Me Now —reconocía la voz de Mercury por las incontables veces que la canción se había reproducido en su habitación—, atraído como un imán hacia ella. 

Esa noche Betty estaba hermosa. 

No. 

Mucho más que eso. 

Ella brillaba. 

Su cabello estaba suelto en ondas acarameladas que se extendían casi hasta sus caderas, con algunos mechones pegándose a los costados de sus mejillas sonrojadas. Como siempre, su rostro no llevaba maquillaje alguno aunque su piel estaba iluminada por el sudor del baile haciéndola lucir no menos que salida de un sueño. Había visto unos días antes el vestido celeste cuando su novia intentó esconderlo de él en el armario pero no había punto de comparación a como se veía en ella luciéndolo. El mundo alrededor de ellos se desvanecía con cada paso que James daba en su dirección y cuando ella finalmente lo observó de vuelta con una sonrisa en sus perfectos labios, sintió como su pecho se hinchó. 

La atrapó en un abrazo firme como si inconscientemente hubiera estado esperando por aquel momento toda la noche y al escuchar el sonido de su risa el universo continuó su curso. 

—¡Jameeees! —musitó alegremente en su oído devolviéndole el abrazo de forma automática. 

Se balancearon suavemente por un par de segundos, totalmente fuera de ritmo con la movida música de fondo, hasta que un carraspeo poco sutil se hizo oír sobre la voz de Freddie devolviéndolos a la fiesta. 

—Oh, cariño, este es Alex —se separó un poco para presentar al chico que aún continuaba junto a ellos con una expresión extraña en el rostro que James no tuvo tiempo de descifrar—. Alex, este es James. 

—Su novio —agregó volteándose para mirarlo mejor. 

No le había prestado mucha atención antes pero podía notar ahora que era al menos media cabeza más bajo que él y los rizos oscuros le daban una apariencia aniñada que James no pudo dejar pasar. Lucía de la edad de Inez y ese descubrimiento le brindó una rara sensación de confort mientras el chico extendía una mano hacia él. 

—Encantado de conocerte —habló con un fuerte acento inglés que hizo a James alzar una ceja divertido. 

Estrechó su mano de vuelta un instante, asienitendo levemente con la cabeza en respuesta, antes de mirar nuevamente a Betty. 

—Estás absolutamente radiante esta noche —halagó aún un poco atontado por su belleza. 

La canción había terminado y ahora el ambiente se había tornado un poco más íntimo mientras se reproducía una melodía mucho más lente que las anteriores. Los brazos de James encerraron la pequeña cintura de su novia que parecía no caber en su propio cuerpo. 

—Tú también estás muy guapo —murmuró Betty de regreso, colocando los brazos alrededor de su cuello y acortando la distancia entre ambos. 

James descansó su frente en la de ella y se quedaron así un buen rato hasta que, por fin, sus labios se unieron. Era increíble la facilidad con la que besarla se había vuelto una costumbre y cada día desde aquel en que habían dado el siguiente paso agradecía haber tomado la decisión de convertir su amistad en aquella cosa mágica que ambos habían creado. No podía evitar sentirse la persona más afortunada en el mundo mientras sus labios se movían sin prisa sobre los de Betty, lo más cerca que estaría de acariciar su alma. 

Cuando se separaron, la mirada café de él se encontró con los ojos de miel de ella. El amor adolescente instalado entre ellos se sentía como una promesa de no abandonarlos jamás

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⏰ Última actualización: Nov 07, 2023 ⏰

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