꧁•⊹٭Nikolas Caldwell:٭⊹•꧂
A la semana siguiente mis padres me obligaron a ir a "el evento del año" según ellos...
Nos encontrábamos enfrente de la casa de los Barnett dentro de la limusina.
Mire las luces que venían del interior del hogar, suspire y apareció en mi rostro una sonrisa.
Me adentre en el corredor principal, saludando a cualquier persona que supiera de mi persona como si los conociera de toda la vida.Me senté algo agobiado e exhausto en el sillón de la sala de estar de los Barnett, observando la llama de la chimenea con una copa de vino en la mano derecha.
Las llamas del fuego se avivaron tornándose a un color azulado momentáneamente.Una voz familiar hablo detrás de mí, tan cerca que la sentía en la nuca.
— hola Caldwell...— era Lisbeth, la cual me puso la piel de gallina.
Mire como camino lentamente a mi lado. Se sentó en el sillón que se encontraba justo enfrente. Llevaba un vestido negro como la noche, largo, su pelo recogido, dejando ver su exquisito cuello y el collar de piedras esmeralda que se encontraban en este. Radiaba elegancia.
Trague saliva, una sonrisa intrigada se apoderó de mi rostro mientras la observaba en silencio.— ¿A que se debe tu inesperada visita?— musitó con sarcasmo mientras cruzaba las piernas.— ¿Tú eres la que haces las preguntas? Que novedad— sonreí.— obviamente para nada vine obligado...— una carcajada falsa salió de mi boca tras pronunciar aquellas palabras.— Mi única motivación para venir era ver tu hermoso rostro obviamente.— dije con sarcasmo y los dos nos reímos unísono.
—No me hagas reír Nikolas.—sonrió con la misma intriga que nacía en mí desde que la había visto.— tú y yo sabemos que has venido obligado.— se desternilló sin escrúpulos. Por un momento el fuego se agrandó haciendo la estancia más íntima y acogedora.
— ¿Y a qué se debe esta inesperada atención? Si puedo saber.— le dije con tono vacilón sin romper el tenso contacto visual. Ella únicamente sonrió torpemente.
— aburrimiento supongo...— hizo un gesto de bostezo.— aun que no lo creas hay gente más aburrida que tú N-i-k...— achinó los ojos mientras pronunciaba aquella ultima palabra provocativa lentamente. Inspeccionando mi rostro ante cualquier insignificante cambio en el. No reaccione.
— Siempre terminas buscándome, era cuestión de tiempo Barnett...— dije con una sonrisa vacilona mientras contemplaba el baile del fuego. Ella solo aparto la mirada algo molesta y con una mueca de desagrado sin saber qué responder. le había tocado la fibra sensible— Ohhh pobrecita se le ha comido la lengua el gato.— solo quería provocarla, la estancia se volvía incomoda cada vez que de su boca no salían palabras. Ambos sabíamos que lo que había dicho era cierto aunque mi tono fuera burlón al haberlo dicho. Cambie de tema.
—Entones...— pensé lo que iba a decir detenidamente.— ¿Qué tal el instituto Lizzie?— me acomode en el sillón mientras la miraba.
— Bien me va realmente bien. No es muy común que Nikolas Caldwell pregunte sobre mis estudios... acaso vas a morirte.— dijo entre una pequeña risa.
— Que bien me conoces. Ves, almas gemelas— guiñe el ojo bromeando.
De pronto la madre de Lisbeth golpeo su copa de vino con un tenedor llamando la atención de la sala entera. Mis padres estaban a su lado. Algo se aproximaba y no me hacia ni una pizca de gracia. Caroline Barnett empezó a hablar.
— Bienvenidos y gracias por venir a este momento histórico donde nuestras dos familias...— Miro a mis padres. Lisbeth estaba atenta, parecía que pensaba lo mismo que yo— se unirán a través de un vinculo sagrado entre nuestros primogé...— me levante de el sillón confuso y muy cabreado. No se atrevería a pronunciar esas palabras.
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𝐄𝐥 𝐝𝐞𝐟𝐞𝐜𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐚𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞
FantasíaDesde que Lisbeth Barnett tiene uso de razón siempre ha tenido dos misterios confusos pero muy insistentes en su vida relacionados con su familia ¿Por qué sus padres siempre han insistido con el forzoso emparejamiento con Nikolas Caldwell?¿Y por qué...