•3: Interrogatorio•

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—Luis. —Romero lo agarró del brazo antes de que abriera la puerta del vestuario y entrara.

—Chiquito. —Luis, más tranquilo que al salir, lo miró—. ¿Qué hacés acá?

—Esa debería ser mi pregunta para vos —le dijo Chiquito—. ¿Con quién te llevó Maxi?

—¿No te vas a enojar?

—Veo la camiseta del Fluminense que tenés colgada, no me voy a enojar si me decís con quién la cambiaste. Y los chicos no creo que se enojen tampoco —comentó Chiquito haciéndose el boludo.

—Marcelo —respondió Advíncula.

—Agachate y conocelo —se rió el arquero.

—¡Sergio! —chilló el lateral, y empezó a perseguirlo.

El ex Manchester United se rió y corrió. Se persiguieron un rato hasta que, en cierto momento, Advíncula se tropezó por algo y cayó encima de Chiquito, quien se las arregló para ponerlo debajo de él mientras caían.

Se miraron, muy cerca uno del otro. Sergio miró los labios de su amigo sin darse cuenta. Estaba enamorado de él pero no podía admitirlo en voz alta: eso sólo lo haría más real y haría más real el hecho de que su amigo no le correspondía en sus sentimientos.

—Sergio —susurró Advíncula, notando que su amigo miraba sus labios y lo cerca que estaban. Se puso un poco incómodo.

—¿Qué? —susurró Romero acercándose inconscientemente.

Luis puso las manos en el pecho del arquero, empujándolo para que se aleje.

—No —negó mientras se levantaba. Se fue al vestuario, muy incómodo. Él no amaba a Chiquito en el sentido que él quería, sólo era su amigo.

—Luis... —susurró Chiquito mientras se acercaba para agarrarlo del brazo y lo acercaba a él.

—No, Luis nada. Salí. —El peruano se volvió a soltar—. No me gustás de esa manera, Sergio, perdoname —¿por qué le pedía perdón?, ¿por no amarlo?, eran los pensamientos del lateral mientras decía eso—. No me hagas esto. No quiero ni puedo.

—¿A quién amás? —le preguntó Sergio.

—¿Para qué querés saber?

—Para ayudarte. Si otra persona te gusta quiero ayudarte a que estés con él —respondió Chiquito. Parecía demasiado bueno para ser verdad.

—No me gusta nadie. Aunque te creyera, creeme que no me gusta nadie y menos vos —le dijo Advíncula.

—No te hagas —le dijo Chiquito, acercándolo a él—. Sólo quiero probar, dale —le dijo mirando sus labios.

—No —volvió a negar el peruano, intentando soltarse, pero, sorprendentemente, Romero tenía más fuerza que él: lo retuvo contra su pecho.

—Dale, Lucho —le volvió a pedir, acercándose a sus labios...

—¡Te dije que no, Romero! —le gritó Luis, empujándolo y corriendo al vestuario.

Allí, la tensión podía cortarse con un cuchillo: Figal y Almirón se miraban, y Maxi Velázquez estaba delante del DT para que Figal no haga nada (que ambos estaban juntos era un secreto a voces); a todo eso, se sumaba Luis, quien entró al vestuario muy tenso y con la camiseta de Marcelo en la mano, intentando simular que estaba calmado.

—¿Qué pasó, negrito? —le preguntó Merentiel al verlo sentarse a su lado.

—Nada —casi gruñó Advíncula—. Problemas con Romero, nada más.

Todos supieron que algo andaba mal: Luis nunca le decía "Romero" a Sergio, siempre era "Chiquito" o solamente Sergio, pero su apellido nunca.

—En serio, negro, ¿qué pasó? ¿Qué pasó con Chiquito? —le preguntó Figal.

—En serio les digo —dice el peruano—. Quiso... pasarse conmigo —reveló.

—¿QUÉ? —gritó todo el vestuario, indignado. ¿Quién querría pasarse con Luis, que siempre era un amor?

—No hagan nada, por favor —rogó éste.

—Pero... —intentó decirle Marcos Rojo, que había conseguido entrar al vestuario.

—No, Marcos, nada —susurró Advíncula—. No quiero que pase nada más.

—¿Pero qué te quiso hacer exactamente? —le preguntó Medina, sabiendo lo que se sentía. Después de todo hacía unos meses había cortado con Santiago Simón por varios abusos por parte del de River, luego de casi dos años de relación.

—M-Me quiso besar. Ya sé que no es nada raro pero yo no quería, lo detuve pero él igual se siguió acercando y...

—¿Cómo que "no es nada"? Igualmente es abuso, Lucho, da igual si quiso besarte o algo más. No es no, y si no lo respeta es abuso —le dijo Figal.

—Quedate con Marcelo, amigo, ya fue, él también está soltero —bromeó Valentini. Sabía que no debería bromear pero quería hacer reír al lateral, además había visto la camiseta.

Advíncula se rió.

—¿En qué momento terminó con Cristiano? —le preguntó.

—Cris me dijo que cortaron en 2018 más o menos —respondió Rojo—, luego de que él lo engañara con James. Ahora están juntos (James y él) por más que uno viva en Arabia y el otro en Brasil.

—Ah, tranqui todo —se rió Luca—. Dejame ver la camiseta, Luis.

Luis se paró y se la mostró a todos, agradeciendo que sus compañeros quisieran animarlo.

4 de noviembre (o cómo Advíncula se enamoró de Marcelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora