Quise mantener la mente en el calendario a fin de definir la fecha en la que continuaría mi viaje. Pero cada vez que la veía, sentía que podía atrasar esa tarea. No quería definir nada, no quería partir Y empezaba a preocuparme.
Y ese día, almorzando con ella, viéndola disfrutar lo que había cocinado, no pude aguantar más. Las palabras salieron solas.
—Me gustas mucho.
Ella sonrió. Y continuó comiendo.
—¿No dirás nada?
Dejó el sándwich a un costado y buscó una servilleta.
—Estaba muy rico. Me gustó mucho.
—Griselda
Volvió a sonreír.
—También me gustas. Mucho más de lo que quisiera admitir. Pero
No dejé que continuará hablando. Me acerqué a ella con sutileza y dejé de ponerle frenos a aquello que hacía días había deseado hacer.
La besé. La besé en mí intento de hacerle entender lo mucho que me gustaba, lo feliz que me hacía pasar tiempo con ella y disfrutar de esta experiencia en su compañía.
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Corazón de hojas (Amor de estaciones #2)
NouvellesUn joven arma su mochila y sale de su pueblo con destino a todas partes. Su único objetivo es recorrer el mundo. Una joven de la gran ciudad está viviendo su sueño de ser maestra. En esos años son muy pocas las mujeres que logran tal independencia...