<<El mal comienzo>>
— No fue este el café que pedí— Exclamó Kyle.
— Hey, chica. En la boleta decía con leche fría— un chico de cabello castaño, largo y ondulado refutaba los dichos de Kyle.
— Pues, afuera está nevando ¿Crees que en mi sano juicio pediría un jodido café frío?— Ya estaba de mal humor. El chico que la atendía no hacía nada por solucionar el problema.
— Como digas, sólo no montes un papelón en mi lugar de trabajo— Resopló el joven y ella sentía que sus ojos iban a salirse. Generalmente cuando pasaba todos los lunes a la cafetería Cats & Cookies , que era básicamente la mejor del sector, la atendía Rosemarie, una agradable chica, que sabía perfectamente el café que siempre compraba. Pero este día fue distinto, Kyle leyó la piocha del joven, decía claramente Edward.
— No es un papelón, sólo reclamo lo que pagué.
—Pero tienes la atención del resto en nosotros y no quiero tener problemas en el trabajo, así que te daré tu café y te pediré que, por favor, me dejes continuar con los pedidos— Edward le regaló una sonrisa fingida, cosa que molestaba aún más a la chica.
Podía intuir que Edward era un chico fastidioso, pues sólo conocía sus ojos marrones oscuros, ya que aún usaban mascarillas, sólo en algunos lugares, y sólo podía imaginar su rostro.
...
— Pero qué chico tan estúpido— Katie se reía a través de la línea telefónica, mientras Kyle acomodaba sus cosas en la oficina. Trabajaba en una agencia de publicidad, era nueva, y casi la trataban como una asesora del aseo o como una más de la servidumbre, ya que estaba a cargo de Melanie, una mujer sobre los treinta años, elegante, y por, sobre todo, odiosa.
— Si sé, mi día ha comenzado horrible. Además, mi jefa es odiosa.
— Bueno, pero cambiando de tema... Necesito contarte algo.
— ¿Es bueno o malo? — Kyle se puso nerviosa. Katie amaba los secretos.
— Invitaré a alguien a cenar, probablemente cuando llegues ya esté acá. Es importante, Kyle, y necesito que me des tu opinión al respecto— Kyle suspiró y rio, sabía que se trataba de un chico, Katie siempre tenía nuevos amores, siempre los conocía, pero después ella los dejaba, pues ninguno cumplía sus expectativas.
— Bueno, ¿paso a comprar algo? — Kyle seguía en la llamada.
— Puede ser un vino o algo dulce para el café.
— Pues dime la inclinación del chico o chica— A Kyle le causó gracia aquello, pues no podía simplemente asumir que siempre se trataba de chicos.
— Pues creo que es más de vino, o cerveza. Tiene el cabello largo— ambas se ríen— Sólo sé que su padre es dueño de una cafetería.