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No tiene sentido retroceder, nuestro propio convoy se adelanta a nosotros interponiéndose en las otras dos camionetas desconocidas hasta que la radio de mi acompañante suena

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No tiene sentido retroceder, nuestro propio convoy se adelanta a nosotros interponiéndose en las otras dos camionetas desconocidas hasta que la radio de mi acompañante suena.

—¿Acaso no reconoces la troca de tu carnal, ratoncito?—Bufo con molestia cuando reconozco quien es.

—Como chingas, Iván—Escupe Ovidio con fastidio.

—Bájate antes que venga.—Él asiente y me encarga irme mientras ellos hablan.

Se estira a darme un beso tomando mi mentón y profundizándolo cuando lo tomo por la nuca.

—Cuídate, princesita.

 Se baja de la troca casi al mismo tiempo que Panu, a lo lejos reconozco ¿al Nini? Así que ese es. Detallo por unos minutos el rostro de los escoltas más cercanos del mayor del los Guzmán, uno nunca sabe cuando le puede servir, finalmente me marcho quemando cauchos, cuando paso a un lado de los dos hermanos agradezco tener los vidrios así de tintados.

Yo los veo perfectamente, sin embargo ellos a mí es imposible.

Arranco recio hacia el fraccionamiento de mi cuñis, las camionetas delante de mí me abren el paso y procuran cerrar otros cuando no me detengo en los semáforos, logro llegar en pocos minutos a recoger a Venessa tras pasar por mi depa a cambiarme. 

Toco el claxon unas tres veces y me bajo a ayudarla con la carpeta que trae en manos, la bolsa y dos vasos.

—¿Cómo está oiga?—Le bajo un poco al sonido de la música.

—Pensé que me tirarías las paredes de la casa, Tabatha, con esa música tan fuerte—Río aceptando el vaso, iced coffee, que delicia.—Pues tu sobrina me trae el tras perder, salió a tu hermano parece. ¿Y tu? ¿Acaso te dormiste?

—Tu pinche príncipe me tiene al tras perder a mi también, mira que me voy a dormir el día de recuento de dinero.

—Me tiene hasta la madre estresado por tus dizque nuevos negocios.

—Yo nerviosa, él tranquilo.

—¿En qué andas?

Conduzco hasta la clínica donde Tere vuelve a repetir la pregunta.

Alzo mis hombros.

 —Nada extraño, unos socios por aquí, otros por allá.

—¿Socios conocidos?—La observo en silencio mientras ella da el presente con la recepcionista.—Gente de Badiraguato, mejor dicho—Susurra.

—¡¿Iván?! Detesto a ese tipo.

—Pues Sera te vio por allí hace unas semanas.

—¿Y él qué hacía ahí?

—Lo siento pero su turno fue hace quince minutos, la doctora no podrá atenderla.

—¿Qué dijiste?—Hago a un lado a Vanessa—Van a atender a mi cuñada sin pretexto ¿me oyó? De buen pedo, no tengo ganas de arreglar esto por las malas.—Los diamantes de las cachas brillan cuando poso mi arma sobre el mostrador enseñándosela a la recepcionista.

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⏰ Última actualización: Nov 11, 2023 ⏰

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Lo que nunca será | Ovidio Guzmán |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora