Perfect

Beautiful Girl

Hoy es mi primer día en mi nuevo instituto, estoy muy nerviosa, espero poder hacer nuevos amigos. Por cierto me llamo Luna, tengo 15 años para 16. Soy una chica alta, delgada, de piel blanca y pelo negro con mechas californianas lilas, mis ojos también son negros, tengo una nariz pequeña y unos labios finos. Tengo dos dilataciones en las orejas, una de siete y otra de cuatro y tengo varios piercings en diferentes sitios de las orejas.

Al abrir la puerta del instituto me encuentro a un montón de gente corriendo de un lado para otro, entro y miro mi horario para ver qué me toca, me toca inglés, genial, se me da muy bien. Busco el aula y cuando la encuentro entro y todavía no hay nadie, solo el profesor.- Hola, ¿eres Luna, verdad?- me pregunta a la vez queme mira bajando sus gafas. - Sí, si soy yo- respondo algo tímida. - Siéntate donde quieras, las clases empezarán dentro de nada.

No sé dónde sentarme, si me siento en la primera fila el primer día pensarán que soy una empollona y se me siento atrás del todo pensarán que paso, así que decido sentarme en la tercera fila, al lado de la ventana. Mientras que el profesor saca sus libros suena el timbre y la gente empieza a entrar. Todo el mundo me mira y susurra cosas, me estoy empezando a poner nerviosa y parece que nadie quiere ponerse a mi lado, hasta que una chica morena de ojos azules se sienta a mi lado. - Hola, ¿eres nueva?. - Sí, soy Luna ¿y tú?. - Me llamo Paula, oye, no te preocupes, yo no soy ninguna capulla como la mayoría de la gente de este curso. - Entonces bien.

Al mirar para el pasillo del aula veo entre mis ahora compañeros a una chica preciosa que lleva mechas californianas azules. Es de piel blanca, estatura media y tiene un hoyuelo en la barbilla que es adorable. La veo reírse con sus amigos, tiene una sonrisa demasiado perfecta. Va vestida con una camiseta de Nirvana, unos pantalones grises oscuros rotos por las rodillas y unas Dr. Martens negras. Va preciosa. - Se llama Ana - dice Paula. -¿qué?- digo sorprendida. - La chica que miras, se llama Ana. -Ah. - Es una de las pocas que me caen bien, es tímida al principio, pero luego se suelta.

No digo nada, solo la sigo observando mientras se acerca a mi, pero en realidad solo iba a sentarse en la mesa que hay delante de mi.

- Muy bien chicos, sentaros ya.  Hoy tenemos a una alumna nueva.- Todo el mundo diríje mi mirada hacia mi, incluida Ana. - Por favor Luna, levántate.- Hago lo que me dice y salgo al centro de la clase, me estoy muriendo de vergüenza. -Cuéntanos algo sobre ti. - Vale, me llamo Luna, me mudé aquí hace poco... Me encanta la música, creo que no podrí vivir sin ella.- Ana levanta su mano y me hace una pregunta. - ¿Tocas algún instrumento?. - Sí, toco la guitarra, el piano y el bajo. - ¿Y qué tipo de música te gusta?. - Me gusta mucho el rock, heavy metal, etc.

- Bien, Luna, ¿por qué te mudaste?- me pregunta el profesor.  - Pues, por el trabajo de mi madre. - ¿ Y tu padre?.  - Mi padre murió cuando tenía ocho años.  - Oh, vaya, lo siento mucho. Siéntate, vamos a empezar con la clase ya.

Me siento en mi sito y el profesor empieza a explicar cuándo se utiliza can, can't, could y couldn't, como si no nos lo supiéramos ya. No presto mucha atención, solo me dedico a dibujar garabatos en mi libreta y ha mirar el pelo de Ana. Cuando suena el timbre el profesor manda unos ejercicios, pero la mitad de la gente ya ha salido, yo espero a que Paula termine de recoger, y salimos juntas.  -¿Qué tal tu primera clase?.  - Bastante aburrida.  - Me lo imaginaba, te he visto dibujar, dibujas genial, ahora sé a quien pedirle que me haga los trabajos de plástica.-  Me río junto a Paula, tiene una risa muy contagiosa.

El resto de las clases son todas iguales, me presento, todos me miran raro, me siento, hago garabatos junto a Paula, por suerte voy a todas las clases con ella, y salgo de la clase. Por lo menos he conseguido hacer una amiga, no como en el otro instituto que mi único amigo era el profesor de música. Paula me ha invitado a su casa  come así que he llamado a mi madre a decirle que no iré a casa a comer, se ha puesto muy contenta de que en mi primer día ya me hayan invitado a comer, ya que nunca antes lo habían hecho.