TRES

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TRESLA EXTRAÑA MUJER

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TRES
LA EXTRAÑA MUJER

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CASSANDRA REAGAN ODIABA A DICK GRAYSON. Lo odió desde que lo conoció. Odiaba su estúpida sonrisa y sus estúpidos hoyuelos. Odiaba la forma en que lo sabía todo sin siquiera pensarlo. Odiaba la forma en que se preocupaba por ella, incluso cuando estaba en su punto más bajo. Odiaba el modo en que la dejaba quedarse en su casa, en que la metía a escondidas, sólo para que pudieran ver cómo el cielo se convertía de azul a naranja. Odiaba cómo la hacía sentir que estaba hecha para este mundo. Odiaba que le confesara sus sentimientos antes de separarse. Odiaba la forma en que se besaron en el balcón, justo fuera de su habitación, sabiendo que nunca volverían a verse. Odiaba saber que ella aún le importaba. Cassandra lo odiaba.

Pero nunca pudo olvidar el pasado. La perseguiría durante el resto de su miserable vida. Sabía que en cuanto subiera al auto ese sábado por la noche, todo con Dick Grayson cambiaría. Cassandra sabía que una vez que se quitara la máscara de Robin esa noche, todo había terminado. Todas las cuerdas, todos los sentimientos, todo. Volvían a intentar matarse el uno al otro, fingiendo que todos esos años no significaban nada para ellos. Años en los que Cassandra podría haberse ido de Gotham, pero se quedó, sólo para ver si las cosas mejoraban. Dick Grayson hizo que mejoraran.

Cassandra creció rodeada de chicos, toda su familia eran básicamente chicos, aparte de su hermana pequeña. Sabía cómo sentían, actuaban y a veces traumatizaban a las chicas. Sin embargo, Cassandra no veía eso en Dick Grayson. Veía en él al hombre bondadoso, cariñoso y protector. No veía la maldad ni los defectos. No sabía por qué Richard Grayson era tan amable con ella después de aquel día en que chocaron en la calle, pero Cassandra echaba de menos sentir su mano alrededor de la suya. No lo decían en serio, pero ella echaba de menos la sensación de sentirse querida.

Dicho esto, Cassandra despreciaba a Richard.

Tras una rápida parada en una gasolinera, Cassandra se puso en fila, dando golpecitos con el pie, impaciente. El cajero parecía tomarse su tiempo, abriendo la caja registradora con un ding. Cassandra levantó la vista, sus ojos se fijaron en el gran espejo de la esquina de la tienda. Detrás de ella había un hombre que no levantaba la vista. Dio un paso adelante cuando la mujer que tenía delante salió de la tienda, dejando la gaseosa y los cigarrillos sobre el mostrador.—¿Eso es todo?—,preguntó el hombre, en cuya etiqueta ponía 'Doug'.

Cassandra sonrió dulcemente, asintiendo con la cabeza mientras daba golpecitos con el dedo en la mesa. Volvió a mirar al espejo y el hombre se acercó aún más. Cassandra prácticamente gimió, con los ojos en blanco, mientras le entregaba el dinero a Doug.—Quédate el cambio—.murmuró Cassandra, dándose la vuelta y empujando al hombre en el hombro. Dejó caer a propósito sus cigarrillos al suelo,—¡Oh, perdón!—,exclamó, viendo cómo sus papas fritas también caían al suelo. Doug le dio la espalda, haciendo que Cassandra sonriera.

𝐅𝐀𝐋𝐒𝐄 𝐆𝐎𝐃 | ʳⁱᶜʰᵃʳᵈ ᵍʳᵃʸˢᵒⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora