Capítulo 1.

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Cambiarse de universidad a mitad de carrera no suena tan genial como parece, pero aquí estoy, caminando por el pasillo principal, mientras siento muchas miradas sobre mí, sé que soy bonita pero no creo que sea para que la gran mayoría de estudiantes me miren.

¿Será que llevo mal el pelo? ¿Tendré alguna lagaña? Joder, ¿llevare la falda muy alta y se notas mis bragas?

Todos esos pensamientos llegan a mi cabeza hasta que llego a secretaria.

-Buenos días, vengo en busca de...- mis palabras se cortan en cuanto veo al rector salir de su oficina con una gran sonrisa.

-Avaa!!!!! Mi pequeña Ava, al fin llegas- me toma entre sus brazos y me dé vueltas junto a él- veo que no haz crecido nada- dice entre risas dejándome en el suelo.

- La verdad a mí no me parece nada gracioso- lo miro con mala cara mientras cruzo mis brazos sobre mi pecho.

Mi estatura es algo con lo que siempre se ha metido, pero claro, tengamos en cuenta que no es muy común que una chica de 19 años mida 1,48.

- A mí sí, eres un pitufo y eso nadie lo va a cambiar- ríe pasando su brazo por mis hombros atrayéndome hacia él- te extrañe, cariño.

Recibo su abrazo poniendo toda mi fuerza en mis brazos para aplastarlo contra mí- yo también te extrañe tito- digo entre pequeñas risas.

- Ava, me estás aplastando. Para ser tan pequeña tienes una fuerza brutal- lo abrazo aún más fuerte- me vas a partir por la mitad- implementa todas sus fuerzas para poder separarse de mí y ni así lo logra.

Lo suelto cuando ahoga un grito de dolor, soy muy consciente de toda la fuerza que tengo en los brazos.

Me mira con la cara roja y le dedico una sonrisa dulce de niña pequeña.

-No debiste decirme que soy un pitufo.

-De acuerdo, nunca más te diré que eres un pitufo- jura poniendo la mano en su corazón.

Lo miro con mala cara, no cumplirá eso.

-Vamos, te daré un recorrido de la universidad- me guía hacia afuera.

-Oye, te puedo hacer una pregunta.

-Claro, sabes que puedes preguntarme todo- sonríe mientras caminamos por los pasillos.

- ¿Tengo algo en la cara? ¿O mi falda esta entre mis bragas? - ríe ante lo que le acabo de decir, si, tenemos la confianza suficiente para preguntar este tipo de cosas.

Tiene 36 años y a su corta edad ya es rector de una universidad, sin mencionar que es el único hermano de papá y yo la única sobrina que tiene.

- No, ¿por qué lo dices? - de acuerdo, todo lo que pensaba queda descartado.

-Todos me veían a lo que entre, pense que tendría algo, no es normal tantas miradas.

-Te ven porque eres hermosa Ava, o muy pequeña- dice lo último en susurros para que no pueda escucharlo- además esa falda te queda bien- me guiña un ojo y sé que puedo confiar en él.

- De acuerdo, gracias- miro el reloj en mi muñeca y solo quedan 5 minutos para entrar a clases- ¿tengo que entrar a la primera clase o puedo quedarme contigo?

-Debes entrar.

-Pero eres el rector, podrías hacer una excepción por mí- lo miro a los ojos pestañeando rápidamente.

-Creo que tal vez debería enseñarte toooda la universidad, te podrías perder si no conoces- habla tomándome la mano y llevándome en dirección contraria a la que íbamos.

PROMESAS (en proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora