Cartas a Padre -DRARRY-

.VISITA.

Atención, está no es una carta.

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-Madre, ¿Cómo te encuentras?- pregunto el rubio platinado, ver a su madre ansiosa y ruborizada le causaba ternura, le amaba y amaba ver su comportamiento tan humano. Y como no, si al fin después de largo tiempo volverá a ver a su ser amado.

Era 2 de enero, un nuevo año para aquellos sobrevivientes de la inquisición hacía mortífagos y además, un año donde podrían tener principalmente beneficios como el visitar a su padre/esposo.

Tomaron polvos flu para llegar al deseado resintió y ser recibidos por los guardias, custodiando la bienvenida de aquellos.

Ambos saludaron cortésmente a las personas que les dirigían la mirada, muchos escupían sus pies y otros sonreían hacía ellos, hubo una pequeña riña en el trayecto a la habitación segregada de Malfoy y los demás, porque Draco se fue encima de un guardia que intencionalmente choco con su preciada madre.

Los visitantes se detuvieron abruptamente, detectando magia oscura por todo el lugar y no una tenue, era fuerte, dominante.

Draco por inercia se puso en frente de su madre, salvaguardar la protección de ella por encima de todo y haciendo de esta forma un hechizo muy vivido y más poderoso que aquella intromisión.

Siguieron caminando más de 3 minutos para postrarse enfrente de la celda número 290603 Malfoy. El guardia los dejo para otorgarles un espacio más ameno a la familia.

-Casi no reconocí tu magia, mi dragón.- Soltó el primer comentario su padre, forma de halago.- O mi preciosa Cissy, cuánto tiempo a de haber pasado y sigues mirándote igual o hasta más bella.- Sus padres siempre fueron acaramelados, era una familia poderosa y temida por no demostrar lo que realmente son, bizcochos, dulces y muchos colores.

-Padre, como te ha tratado la vida aquí?- sus preguntas eran directas y certeras. No le gustaría saber que los guardias se diviertan con el hechizandolo.

- Bien - Su progenitor no tenía deseos de hablar sobre la estancia, así que a duras penas tiene que soltar los pequeños sucesos dentro de Hogwarts.- ¿Qué tal ustedes? Me enteré por ahí que horneas últimamente con tus delicadas manos.- esas palabras le causaron un pequeño rubor a su madre, sonriente le contesto "Claro!" Para sacar una franela que venía envolviendo un pequeño trozo de pastel.

Los minutos pasaban, solo eran 20 lo que les fueron otorgados para su convivencia.

Platicaba la pequeña familia de cosas irrelevantes hasta que un punto ciego fue tocado.

-Te sientes seguro de querer continuar con tu raro acercamiento a Potter?- soltó, sin tacto volviendo el ambiente pesado.- Recuerda nuestra maldición, no nos podremos enamorar de alguien más. Nuestros antepasados se equivocaron, yo por Merlin logré darle en el blanco pero ¿Tu?- ese tema nunca fue tocado, se sabía la historia desde pequeño pero no le causaba cierta intriga eso, no hasta que observo por primera vez aquellas hermosas orbes verdes, únicas en la vida misma.

-Desde los once años mi maldición lo escogió a el.- la última frase dicha fue un "Hasta luego" de parte de su padre con un abrazo de confort.

Madre e hijo salieron de dicho lugar con un poco de tranquilidad en el corazón, mirar a otro de la familia les ayudaba a seguir.