2.-Otoño

64 9 0
                                    

La ciudad no es tan fea como esperaba. Después de un tiempo viviendo aquí es fácil acostumbrarse, al menos no es un pueblo perdido en la nada. Me da escalofríos recordarlo, vivir escondido sin tener ningún contacto con el mundo real... odie ese lugar con todo mi ser. Reglas y todos diciendo que es lo que tengo que hacer, cuando hacerlo. Luego me dijeron que tendría que venir a este lugar y aunque lo odiaba los odie más porque se sentía como si quisieran deshacerse de algo molesto y no pudieran esperar para hacerlo. Así fue como conocí a los tres lobos que fueron por mí esa vez. Estuve muy cerca de decir que no quería irme solo para seguir jodiendo a todos allí pero como la otra opción era quedarme no perdía nada saliendo de ese lugar.

— Carey, ayúdame con las cosas— suspiro y me levanto para cargar un montón de sillas para llevarlas al patio. Bradley me sigue con las mesas— ¿puedes ayudarme a armarlas? Baruch dijo que vendría pero se hace tarde.

— ¿Qué hay que hacer?— esto es lo diferente en este lugar, aquí nadie me quiere obligar a hacer nada, más o menos, porque hay un montón de cosas que me dicen a modo de consejos. No entiendo ni la mitad de lo que me dicen. Aquí hacen estas comidas cada fin de semana y aunque se ven todo el tiempo nunca es suficiente ¿Qué tanto pueden hablar con solo unas horas de no verse?— ¿es todo?

— la comida no está lista así que es todo por ahora... Umm...— le miro— Rowan dijo que deberías quedarte esta vez— odio tener que quedarme en un lugar en el que no quiero estar. Rowan, Leyre ¿Cuál es la diferencia?

— ¿es una orden?

— mira, yo solo paso el mensaje. Si no quieres quedarte está bien pero al menos quédate a comer. Necesitas acostumbrarte a los humanos— humanos, como fuera tan simple dejar de serlo. En ese otro lugar no había ni un solo humano y todo era fácil, pero ahora hay muchos humanos alrededor y no sabía que controlarme fuera tan difícil. Los olores intensos, en especial de la sangre, hacen que comience a cambiar sin que me dé cuenta. Como ir perdiendo un globo y luchas por alcanzar el pequeño listón con el que lo atan pero cada vez se aleja más y más— no podemos obligarte a quedarte.

— no me gusta oler a los humanos.

— por eso necesitas acostumbrarte. No puedes vivir encerrado todo el tiempo.

—...— sé que no puedo hacer eso. Tampoco regresar a donde solo hay lobos— me mantendré lejos de los humanos— solo puedo esperar eso, y que después de aprender a no convertirme en un animal en medio de la plaza para perseguir palomas pueda largarme de aquí. A algo tengo que aferrarme.

— bien. Eso pondrá triste a Eddie.

— puedo acercarme a él, huele a pollo frito, no esta tan mal— eso lo hace reír. No me llevo mal con los tres que viven en la casa, cuando estamos solo es como estar viviendo en una casa con rommies divertidos. La puerta se abre y entra el hombre con la niña pequeña.

— oh, chico nuevo ¿Cómo te ha ido?— intento mantenerme alejado. La última vez que nos vimos estuvo intentando enseñarme defensa personal y no me fue muy bien.

— bien.

— creo que no he preguntado pero ¿no quieres conseguir un trabajo?

— tengo un trabajo— los dos me miran fijamente ¿en serio?— trabajo con las finanzas de las personas, tengo unos pocos clientes y puedo hacerlo desde mi computadora.

— vaya, eso es genial... la mayoría aquí tuvo que dejar sus trabajos temporalmente— me encojo de hombros, sin saber que decir. No fue difícil dejar mi antigua casa, lo difícil fue desaparecer sin decir nada a mis conocidos ¿Qué les puedes decir? no me sentía bien y de algún modo sabía que no podía quedarme o los pondría en peligro. Explicar que de pronto quise mudarme a este lugar fue más difícil. Mi hermana no deja de llamar diario y si no ha venido hasta aquí es porque no le he dicho dónde estoy.

Lunas de otoño (Lunas y lobos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora