Son esa cosa peluda y olorosa que hace sus necesidades donde sea y tú debes encargarte de cada desastre que hace...
Esperen, esos son los perros.
Los hermanos pueden ser mayores o menores, comparten padres y sufrimiento. Estos pedazos de bestias, parecidos o no a ti, te sacan sonrisa, lágrimas, ganas de pegarles cinta en la boca o mandarlos a China por barco.
Tener hermanos hace la vida menos solitaria, más movida, un poco desastrosa, atareada. Son un bello tormento regalado por tus padres y tú decides sin soportarlos o morir de angustia.
Váyase a saber porqué se debe convivir con tanto pendejo y más cuando llegan a pubertos. Pero son tan castrosos, que a pesar de todo darías tu vida por ellos; pero en secreto.