Con Olor A Rosas (Charrleo)

#Flores - Dia 01

Habían pasado tres años luego de los últimos acontecimientos sucedidos en su última aventura.

Fueron años donde Leonardo San Juan vivió en paz y armonía acompañados de los seres que más ama en el mundo: su abuela Toñita, su nana Dionisia y su molesto pero querido hermano Fernando.

Sin embargo, a causa del gran peligro que corrió, perdió una parte esencial de su vida. El volver a ver a sus amigos le fue arrebatado tan inesperadamente que maldijo aquel demonio de dominarlo por aunque sea unos momentos y por ende, la pérdida de sus habilidades fueron las que pagaron las consecuencias.

Le costó muchísimo despedirse de sus amigos, por supuesto.

Pero a pesar de ello, fue superando con el paso de tiempo y aceptó deliberadamente el dejarlos ir. Aunque no los pudiera ver, el sabía que estaban presente en su corazón y los recuerdo perdudarian hasta el fin de su existencia.

Pasaron 3 años... Y Leo ya cumpliría los 18 años.

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Todo este tiempo se dedicó a negocio de su familia, junto a su hermano cuidaban y atendían la panadería que claro, a pesar de que el más chico de los San Juan se esmeraba por mejorar, su hermano mayor de vez en cuando dejaba que Leo se hiciera cargo de su puesto para ir a una cita con quien sabe que chica ahora era la "afortunada" en caer a los encantos de Nando.

Era más que obvio que Leo le molestaba que Nando dejara sus responsabilidades a medias, pero estaba feliz que su hermano viva sus propias aventuras. Deseaba verlo algún día felizmente casado y quizás con una familia.

¿Pero que hay de el mismo?

También lo anhelaba, pero a pesar de su popularidad como el niño que venció a las leyendas se esparció por todo Puebla, muchas chicas de su edad intentaban acercarse al héroe, pero Leo, nunca pudo darse la oportunidad de tener un acercamiento mutuo con una persona.

Eran miles de pretextos que ponía cada que alguien le quería invitar a salir: "Disculpa, es que no tengo tiempo..." "Lo siento pero, debo atender la panadería..." "De verdad no puedo ahora, tengo cosas que hacer..."

No es que Leo no quisiera salir y conocer gente, era parte de él ser algo introvertido y le daba un poco de pena, sin embargo, entre tantas excusas, Leo sabía que solo hay una que era verdadera, y es que simplemente no estaba interesado en salir con ninguna. Ninguna le "llamaba su atención", si es que le podíamos llamar así. Pero claro estaba que no era tan malo como para ser directo y confesarles que no gustaba de ellas.

Quizás alguien algún día, logre cautivarlo. Y mientras eso sucede, Leo esperaría paciente por qué el amor llegue a su vida.

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Un día como cualquiera, Leo y Nando atendían la panadería San Juan.

El día transcurrió con normalidad. Pero como era cada día, Nando salió a mediados de la tarde para salir a su cita importante. Miró el reloj de la pared y a punto de salir, Leo le detuvo.

-Oye ¿A donde vas?- cuestionó cuando Nando estuvo a nada de salir de la panadería

-Voy a una cita con Maribel, eso ya deberías saberlo.

-Si pero...

-Descuida, sé que te encargaras el resto del dia. Además, hoy no ha habido mucha gente asi que no te preocupes