First Love

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Dicen que el primer amor nunca se olvida y el primer amor de Akane era alguien que estaba seguro que nunca iba a olvidar.

Aunque es cierto que ahora ya dejó su obsesión por aquella chica y ahora continúa una nueva vida, cada primavera no puede evitar recordarla. Él recuerda que en tiempos de primavera eran los días
esperados para declararse, porque no le importaba si mil veces lo rechazaba, él se declararía mil veces más.

En ese entonces jamás pensó que todo terminaría.

Imaginó que siempre la amaría, que siempre sería todo para él.

Ahora sólo estaba observando la ventana, esperando a su antigua amiga, porque es lo que eran, lo que siempre han sido, solo amigos.

Llevaban mucho tiempo lejos, cada uno siguió su vida ignorando aquel amor que sentía el pelirrojo por su amiga, decidieron no verse de nuevo, decidieron que era mejor olvidarlo.

Él intentando dejar de amarla y ella buscando su amor propio.

Pensó que todo al fin había pasado.

La diferencia es que ahora Akane siente un nudo en la garganta, uno que se mantiene cada vez que ella habla.

Desde que Akane la vio parada en su puerta millones de recuerdos llegaron a el como agua fría.

Estaba seguro que desde que la vio hay tensión en el ambiente, una pesada y cansada, sabe que hay rencores y mucho que hablar.

En medio de la nostalgia él decide hablar para aligerar el ambiente.

—Ao-chan.

—Lo siento —interrumpió rápidamente la chica.

—¿Qué?, ¿de qué te disculpas?

—Sabes bien la razón, te lastime demasiado antes...

Una disculpa es lo que menos esperaba, aquella chica que consideró hace tiempo un angel, se disculpaba con él. Parecía irreal, parecía un sueño.

Más bien una pesadilla.

—Pero-

Pues aquel nudo solo se hizo más grande, impidiendo responder como quería. Trato de deshacerse de el, de tragarse el extraño sentimiento.

—Akane-kun, lo siento mucho, no debí tratarte así.

Por favor ya no digas nada.

—Ah, yo creo que-

—Akane-kun —una pausa interminable, un silencio que lo asustaba— nunca podríamos haber estado juntos.

—Está bien, lo sé —aunque lo estaba, dolía, sentía que en verdad lloraría así que solo desvío la mirada.

—Perdón por todo, en serio, pero no me gustas.

—Entiendo.

No esperaba más.

Sabía que nunca ganaría. Sabía que nunca lo amaría, siempre lo supo, siempre lo ignoró.

Todo fue difícil porque ella lo ilusionaba.

Pero él siempre lo supo y prefería creer aquellas mentiras.

¿Quién estaba peor?

—Akane-kun, hubo un tiempo que de verdad te amé, te quise tanto que me dio miedo lo que pasaría.

Hablaba mucho. Más de lo que recordaba.

—Sabes que yo siempre hubiera hecho todo por apoyarte, por ayudarte.

—Si, pero creo que lo mejor para ambos será dejar de ser amigos, lo necesitamos.

—Me parece bien —seguía negándose a llorar, no podía hacer eso, ahora ya nada es igual, ya no es como lo esperaba.

—En verdad perdoname.

—Ah.

Pero a pesar de sus intentos las palabras ya no podían continuar, no sin alzar la voz o llorar como un niño, un niño ya grande.

—Me tengo que ir, Akane-kun espero que podamos volver a vernos.

—Si... —su hilo de voz apenas alcanzó a ser escuchado cuando la chica se retiró.

Cuando ella se fué lloro como nunca lo hubiera imaginado.

A ella también le dolió en su momento. Ahora ya lo había superado.

Él no. No por completo, siempre mantuvo cierta esperanza en todo ésto, una ilusión vacía. Una que aquella chica le dibujo con mentiras, hasta el punto que era todo lo que su amigo conocía.

Solo mentiras.

¿Cómo podía si quiera negarlo? Sabiendo bien que a través de su vida sus metas siempre iban dirigidas a ella, con alcanzar sus estándares o simples caprichos ocurrentes que muchas veces terminaban olvidados o solo usados.

Como él.

Ahora que su primer amor definitivamente acabó, debía superarlo, esta vez en serio.

Pues la chica entendía que el también debía liberarse de aquella amistad que los mantenía a ambos encadenados.

Con el pasar de los días su obsesión al fin pasaba, se estaba mudado a una ciudad más lejana pero sin duda ya había mejorado.

Parecía una rehabilitación extraña, pues se mantuvo alejado del romance por mucho tiempo, concentrándose en conocerse a si mismo y lo que le gustaba sin la opinión de alguien más.

Cambio un poco su estilo y mantuvo los mismos tratos amables con los demás, pues la realidad es que siempre fue una gran persona en ese sentido.

Nunca más intentaría ser otra persona.

Entonces podía decir que llevaba una vida realmente suya y realmente feliz.

Sin más ataduras dejó de relacionarse con los espectros que tanto odiaba, acabó su trato y con ello acabó la maldición de ver e interactuar con cualquier ser sobrenatural.

Era libre.

Entró a una de las Universidades más prestigiosas que había en aquel lugar.
Con calificaciones altas pero sin tener que sufrir tanto por ello.

Al terminar de revisar algunas cajas encontró aquella donde mantenía sus recuerdos.

Encontró anuarios y otras imágenes que tomó con sus amigos en ese tiempo y vio que todo lo que había hecho finalmente había resultado.

Porque fue feliz sin la necesidad de ser amado por alguien más.

Late spring | Akane Donde viven las historias. Descúbrelo ahora