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El sol brillaba en el cielo, mientras Jess conducía por la pintoresca carretera que la llevaría lejos de todo lo que conocía.

Su corazón estaba lleno de emociones encontradas mientras miraba por el espejo retrovisor y veía cómo su pasado se desvanecía lentamente en el horizonte.

Había tomado la decisión de alejarse de Natanael, su ex-novio y el hombre que una vez había significado todo para ella. El odio y el resentimiento habían crecido entre ellos hasta convertirse en una barrera infranqueable. Jess estaba decidida a dejar atrás ese capítulo de su vida y comenzar de nuevo, lejos de los recuerdos dolorosos que la atormentaban.

En el asiento trasero, Hannah, su hija de cuatro años, jugaba con su muñeca favorita.

— Mami, ya llegamos? Pregunto Hannah con curiosidad

— Falta un poco, cariño. Le sonrió Jess

Jess se sentía agradecida por tenerla a su lado, era la razón por la que había encontrado la fuerza para seguir adelante. Aunque Natanael nunca había querido hijos, pues eran muy jovenes, Jess sabía que Hannah era un regalo inesperado que había cambiado su vida para siempre.

Pasaba el tiempo, y ya estaban por llegar

— Mami... Habrá caballos? Y vacas? Y pollitos? Pregunto de nuevo Hannah con curiosidad y ternura, ella era muy curiosa

— Si, y muchos! Le contesto Jess con una gran sonrisa

...

Al llegar al pueblo, Jess y Hannah se sienten agotadas y un poco desorientadas. Jess está preocupada por la seguridad de su hija y se pregunta dónde habrá quedado la casa que su madre le heredó en el pueblo. Hannah estaba muy feliz, pues si estaba viendo muchos animales

— Hijita, vayamos a buscar la casa que tu abuela nos dejó, a ella le hubiera gustado mucho vernos por aquí. Pero no recuerdo por donde es... Dijo Jess, Hannah la miro confundida

— Entonces podemos ser como Dora? Soy el mapa, soy el mapa, soy el mapa!! Empezó a cantar Hannah muy feliz y su madre la miraba con una sonrisa

Hannah y Jess se fueron hasta lo alto del pueblo, pues Jess había recordado que por ahí estaba

— Ya llegamos mi niña, pero primero tenemos que ir a esa tienda, sabes? Señalo Jess la tienda, Hannah y ella empezaron a caminar hacia ella

Hay alguien? Dijo Jess tocando la puerta

Pase! Se escucho una voz suave, Jess cargo a Hannah y pasaron juntos

— Hola, soy la hija de Rosario... Le dijo Jess

Mi vieja amiga y comadre... Bueno, supongo que vienes por las llaves, verdad? Dijo entregando lo antes dicho.

Era un anciano amable y sabio. Tiene una apariencia tranquila y serena, con arrugas que muestran la experiencia de una vida larga.

— Hola! Yo soy Hannah, pero me puede decir hann, y cuál es su nombre señor? Es verdad que aquí hay muchos caballos y animales de la granja? Dijo Hannah, bajándose de los brazos de su madre

— Oh, hola Hann, yo soy Don Elías. Y claro que sí, yo tengo una granja, cuando quieras puedes ir a ver los animales! Le sonrió

Gracias por las llaves Don Elías, nos vemos luego. Le dijo Jess saliendo tomando la mano de Hannah

...

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