Capítulo 2: Sorprendido.

345 23 7
                                    

--Iván--

Ya han pasado aproximadamente algunos veinte minutos. Estar en la azotea de la prisión, y tener el sol pegando de lleno, era simplemente agotador. Tengo tanto calor que es en lo único que vaga por mis pensamientos, ¿esto era un castigo? Porque es sofocante estar sentado en una banca de metal caliente por los rayos solares.

Siento cómo los poros de mi piel expulsan el sudor. Miro ha mi izquierda, contemplando a los prisioneros en los aparatos sin parar de ejercitarse; cada músculo se contraía al levantar las pesas, mientras esa agua salada expulsada por su piel escurría, rozando cada cicatriz y tatuajes que portaban.

Un escalofrío me recorrió la espina dorsal, puesto que unos hombres no paraban de observar mí cuerpo. Esto era escalofriante, sus miradas eran tan frías y penetrantes, que llegaba a sentirme intimidado. No era una persona que sabía defenderse, era todo lo contrario. Era débil, incapaz de mantener alguna barrera y cubrirme para no ser utilizado de cualquier forma. Mi cuerpo para ellos era sólo diversión, un juego, un niño que ni siquiera tendría que estar aquí.

Al pasar algunos minutos más, un guardia abrió la puerta para regresar dentro. No sabía aún qué era lo que tendría que hacer, era mi primer día en éste infierno, porque eso era..., un infierno, un lugar tan terrorífico. No sé que atrocidades pasaban en éste lugar.

Me levanté de la banca, sintiendo un gran alivio en mí trasero. Enseguida me dirigí a la puerta, tomando una distancia prudente para no molestar alguno de ésos hombres.

—¡Vamos, nenasas! Muevan el puto culo, que no quiero ver esas malditas caras de estúpidos —. No sé cómo aún ese policía sigue vivo, e incluso ileso. Todos los prisioneros lo miraban con repugnancia, asco, odio tan puro que sus pupilas se dilataban.

Yo sólo seguí mi camino, entrando de nuevo a un lugar sumergido en penumbras. No podía ver absolutamente nada, puesto que aún sigo segado por la luz que estaba en la azotea.
Seguía el sonido de los pasos, que resuenan en cada rincón del pasillo para bajar las escaleras, ese sonido seco penetraban mis tímpanos.

Mi cuerpo enseguida se tensó cuando sentí una mano tocar mi trasero, moviéndose de una forma tan desagradable. Sabía que era lo que quería. ¿Por qué tenía que pasarme esto a mí? Me era repugnante el sólo contacto de un hombre que ni siquiera conocía, que ni observaba su rostro. Seguí caminando hacía bajo, bajando cada escalón, mientras sentía sólo dos manos tocando mí cuerpo. Era débil, tenía miedo, pues, no sé qué haría el quien me tocaba. Intente, sutilmente apartar esas manos, sintiendo la áspera piel rozar la mía. Mis yemas habían percibido con el simple contacto unos brazos duros.

Comencé a transpirar. Lo único que me quedaba, era sucumbir al terror.

Temblaba, era lo único que hizo mi cuerpo cuando bajé el último escalón. Risas, abucheos..., eso era lo que reinaba en el aire.

—¡Enseñale a ése niñato en qué se ha metido! —. Quiero llorar, salir corriendo sin que alguno de todos los hombres que están a mí alrededor me persiguieran.

Mi vista se volvió más nítida, distinguiendo a un hombre alto, delgado, con unos ojos tan azules que podría confundirlos con el mismo cielo, su piel bronceada, que no podría comparase con mi pálida piel.

Lo miré a los ojos. Quede helado, su mirar era tan neutral, que ni un sólo sonido ó movimiento lo inmutaría. Intenté apresurar el paso, pero ese hombre me acorraló en la pared, golpeando mí nuca en el duro cemento; se escuchó el sonido de mi cráneo crujir.

Me siento tan pequeño, puesto que ése hombre de azulada mirada me sacaba más de dos cabezas.

—A ver gatita, muestrame lo que tienes—. Me susurró al oído, mientras siento chocar su aliento en mi cuello, dándome muchos escalofríos. Esto no ayudaba en nada, ésos prisioneros sólo observaban la escena sin protestar.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 19, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mi Desesperación [Yaoi/Gay] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora