PRÓLOGO: I // II

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Giuseppe Tartini nacio el 8 de abril de 1692 y murió el 26 de febrero de 1770. Era un músico, violinista, compositor de piezas que lograban cautivar a cualquier persona que fuese digna de oírlas. Absolutamente nadie podía llegar a su nivel, era sumamente insuperable y aun más con la que él consideraba su mejor trabajo musical: "La sonata del diablo."

Muchos admiraban aquella pieza, otros
-simplemente- no querian oír sobre ella, y los pocos que sabían la verdad le temían de por vida. ¿Cómo no hacerlo?

El astrónomo Frances llamado Jérôme
Lalande había dejado registrado en su libro "Voyage d'un François" el supuesto encuentro que tuvo Giuseppe con el diablo.

Éste último dijo:

"Una noche, en 1713, soñé que había hecho un pacto con el Diablo y estaba a mis órdenes. Todo me salía maravillosamente bien; todos mis deseos eran anticipados y satisfechos con creces por mi nuevo sirviente. Ocurrió que, en un momento dado, le di mi violín y lo desafié a que tocara para mí alguna pieza romántica. Mi asombro fue enorme cuando lo escuche tocar, con gran bravura e inteligencia, una sonata tan singular y romántica como nunca antes había oído. Tal fue mi maravilla, éxtasis y deleite que quedé plasmado y una violente emoción me despertó. Inmediatamente tomé mi violín deseando recordar al menos una parte de lo que recién había escuchado, pero fue en vano. La sonata que compuse entonces es, por lejos, la mejor que jamás he escrito y aún la llamo "La sonata del Diablo, pero resultó tan inferior a lo que había oído en el sueño que me gustaría romper mi violín en pedazos y abandonar la música para siempre..."

Dos años después, Giuseppe falleció por gangrena, y las personas que velaban por él a su alrededor, juraron oír una leve y casi inaudible melodía: era aquella sonata que había llevado al violinista a la cima, solo que se oía mucho más perfecta, tanto que los mundanos temían moverse y dejar de presenciar aquella obra de arte.

No porque vivas años significa que el diablo se olvidará de tu alma. No, no. Ahora Giuseppe Tartini ha sido condenado a tocar aquella sonata por siempre, con la sangre de las yemas de sus dedos manchando las suaves y finas cuerdas del precioso instrumento, el cual ardía en llamas mientras la melodía hacía eco en el infierno.

Танцы с дьяволом Donde viven las historias. Descúbrelo ahora