𝐍𝑰𝐂𝑬 𝐒𝑶𝐔𝑳𝐌𝑨𝐓𝑬

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El omega de hebras negras caminaba por las calles de Buenos Aires, la noche estaba cayendo y el sol se ocultaba en el horizonte, detrás y entre los altos edificios, las calles estaban cada vez más vacías y solitarias, el solo seguía su paso sin preocuparse, sabía cómo volver a casa y tenía una navaja que su querido beta insistió en que llevará, ya que ese día volvería algo tarde de clases, y desgraciadamente seguían existiendo personas con la cabeza en dos siglos atrás, dónde los omegas solo sirven para la reproducción y la satisfacción de los alfas.

Camino por el borde de una vereda haciendo equilibrio con ambos brazos para no salirse de la línea y de un salto volvió al sentro de la vereda, divirtiéndose totalmente solo, hasta chocar con un tipo.

Ambos terminaron en el suelo, Iván estampado boca arriba y el tipo sobre el y entre sus piernas, con los brazos al lado de su cuerpo para apoyar su cuerpo y no caer sobre el azabache

Al cruzar miradas las piernas de Iván flaquearon un poco ante los ojos verdes del otro, su cabello castaño con naranja desde la coronilla

No podían dejar de mirarse e Iván lo sabía, malditamente lo sabía

era su destinado.

Sintió el calor apoderarse de el y su entrada empezar a lubricarse, sus piernas fueron cerradas y lo cargaron

Justo ahora, Iván deseaba morir, diablos, ¿Que le diría a su lindo beta? ¡Demonios! ¡No! ¡Por favor, no!







La puerta fue tocada y Ale se relajo después de tanto rato ansioso, se levanto del sofá y se dirigió a la puerta, fingiria no haber estado preocupado para luego comer a besos a su dulce omega, moría por agarrarlo de la cintura y apretujar lo contra su cuerpo hasta que pase una hora, comer juntos, rascar su nuca cuando se bañen y volver a abrazarlo para poder dormir, pero no supo que decir cuando sus ojos conectaron con un par llamativo de ojos verdes.

—ah....—

—Baño, ahora.—

Era un alfa, y el era un beta, su cuerpo solo obedeció

Su omega jadeaba adolorido por el calor en los brazos de ese peculiar castaño de raíces naranjas, mientras lo llevaba al baño

¿Iba a ser testigo de como marcaban a su omega?

¿Tenía que irse?

¡No! ¿Por qué dejaría a su omega en primer lugar? ¡No va a dejarlo en manos de ninguna alfa!

Su ceño se frunció queriendo decir algo, pero el alfa hablo primero

—¿Cuál es la temperatura normal en su celo? El máximo—

—ah.....lo común, si...llegará a mas se derretirá, no?—

El alfa le saco el calzado y la campera a su omega junto al barbijo y los anteojos, por alguna razón lleno la tina y lo metió en ella de forma suave, sosteniéndolo de la nuca para no ahogarlo, comenzando a rascar su cuero cabelludo de forma suave para relajarlo, su lindo omega solo se dejaba y dejaba de jadear, quedando tranquilo

—Su olor es fuerte, ¿Aun es virgen?—

¿Para que mierda quería saber eso?

—Si. Por?—

El alfa lo miro extrañado de su cortante respuesta y puso una sutil expresión de sorpresa al conectar las piezas

—Tranquilo beta, tengo experiencia en esto, soy médico y asexual, no tienes por qué preocuparte—

¿Los alfas asexuales existen?

—Me parece tan tierno como un hermano menor, tal vez lo adopte, pero solo eso—

Metió una mano en la mochila del omega y saco su teléfono, escribió un número y se lo paso al beta, antes de dejar que el omega se acomodara solo de buena forma, levantándose del piso

—Como dije, soy médico, si su celo sigue después de dos días, llámame o llévalo al hospital del 32, pregunta por mí, yo te voy a atender, soy Rodrigo Carrera.—

—Alejandro Wang y él....es Iván—

—Re gusto conocerlos, pero mejor me voy, mí presencia podría alterarlo a él, o a vos—

—Pero soy beta—

—Yo no dije nada—

Y con eso el castaño se fue

Y luego el se puso a controlar el celo de su omega.

"𝗔𝗟𝗣𝗛𝗔"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora